¡¡Pasen Señores, pasen!!

En mi época de bachiller, al cruzar el parque de la Alamedilla para ir al colegio, contemplaba diariamente aquel mundillo que proliferaba entre bancos y sombras. Junto a transeúntes y familias que acudían para comer las viandas traídas del pueblo y dejar pasar las horas de cierre del comercio, merodeaba más de una cuadrilla de sinvergüenzas dedicados a estafar algún ignorante con las famosas tres cartas, o las tres chapas y la bolita, los famosos "trileros". Para mí ya eran perfectamente conocidos, pero para el ignorante ?que ellos captaban inmediatamente- eran unos personajes a quienes creían poder descubrir fácilmente sus "trucos". El final, casi siempre, era el mismo, y eso precisamente me llevó más de una vez a dar la voz de alarma y salir corriendo. También recuerdo los famosos "charlatanes" y su especial habilidad para ofrecer sus artículos con aquella increíble fórmula de: "¡Oiga, se lo doy todo por cien. Qué digo cien, ni cien, ni cincuenta, ni diez, ni cinco; por un duro le doy la muñeca y, encima, le regalo, el lote con el frasco de colonia, la pluma estilográfica y la cachaba de caramelo. Pasen Señores, pasen!

Cuando ya creíamos que aquellos tiempos habían acabado, hete aquí que han vuelto, y los charlatanes ya no se conforman con la calle, también se valen de todos los medios de comunicación. Unas veces de uno en uno y otras veces en manada, aparecen en prensa, radio y televisión. Ahora lo que nos venden ?sería más apropiado decir lo que nos quieren comprar- es nuestro voto en las elecciones. Algunos ya son famosos porque llevan años dedicados a lo mismo; otros son nuevos en la plaza; pero, es curioso, todos emplean la misma fórmula. Y es que, como buenos charlatanes, se disputan la primacía a la hora de ofrecernos más que el oponente si les vendemos a ellos la burra ?nuestro voto-. Como, en el fondo, alguno se piensa que somos fáciles de embaucar, yo estoy dispuesto a no dejarme y, para ello, he decidido dar el primer paso. A pesar de la premura del tiempo, estoy dispuesto a crear un nuevo partido político -que se llamará SPD- para presentarme a estas elecciones y, si ganamos, por su simple voto, prometo que tendrá Ud. derecho a todo esto:

1. Por ser España una península de hermosas y abundantes playas, prometo que, en lo sucesivo, se acabó el pasar calor en verano. Todas las playas dispondrán de aire acondicionado, con sillas y sombrillas gratis para todos los bañistas.
2. Para evitar los continuos y desagradables atascos que desesperan a los automovilistas en tanta "operación retorno", este gobierno se compromete a descongestionar el tráfico, a base de construir un segundo piso en todas las autopistas.
3. Con el fin de acabar definitivamente con los políticos corruptos, y que, en adelante, los partidos no puedan seguir replicando al adversario con el clásico "Y tú más", aquel servidor público que sea sorprendido en cualquier tipo de corrupción, será sometido al mismo criterio que se aplica en la FIFA: cuando haya metido la mano de forma voluntaria, se le aplicará la ley con todo rigor y será expulsado del partido, previa devolución de la cantidad sustraída; por contra, cuando la mano se haya deslizado de forma involuntaria - es decir, como quien dice sin darse cuenta-, el infractor no sufrirá ninguna corrección, le será repuesto su mancillado honor y, por supuesto, no vendrá obligado a devolver aquello de lo que se adueñó "sin querer"; al fin y al cabo, es dinero "que no es de nadie".
4. Siguiendo con el espíritu que guía nuestra inquietud, estamos en condiciones de emprender políticas progresistas en materia de educación, sanidad, servicios sociales, desempleo, pensiones, vivienda, etc., para que nunca vuelvan a existir esas desagradables estrecheces a que se nos ha sometido hasta hoy, y los españoles podamos sentirnos orgullosos de vivir mejor que los demás sin ser importunados por gobiernos demasiado exigentes. Ya está bien de cadenas.
5. Cuando la práctica de cuantas medidas se citan en el presente programa de intenciones originen un excesivo desfase de la deuda pública, llegando incluso a la práctica bancarrota, se acudirá al Banco Central Europeo, al Fondo Monetario Internacional o a cualquier entidad financiera -que para eso están- y que aporten los fondos necesarios para cubrir el desfase. Otros países lo hacen y será bueno recordar que la deuda ocasionada con estas medidas nunca afectará a los electores; en todo caso afectará a alguna generación de sus descendientes.

Si no estuviéramos hablando de una cosa tan seria, oyendo a muchos de nuestros políticos, tendríamos que echarnos a reír ? más a temblar- cuando la campaña, que para ellos dura 365 días, no ha hecho más que empezar. Sigo pensando que, a veces, se nos toma por imbéciles. De ahí mi obsesión de crear el nuevo partido SPD (Será Por Dinero) ¿Dónde están los políticos con sentido común y con "vergüenza torera"? A muchos les queda muy grande el traje. Con cuarenta años de democracia, ya no es fácil confundir al español de a pie, que, más que no creer en los políticos, lo que le sucede es que no cree a los políticos, y, un poco cansado, recuerda las palabras de Mio Cid: "Dios, que buen vasallo, si oviese buen señor".