De sumisas de mesa camilla a diosas

Hasta antes de ayer éramos las que callábamos, las que nos culpabilizábamos de la situación de maltrato que vivíamos, las que nos apoyábamos las unas a las otras tomando un café lleno de tristeza en una mesa camilla y esto en el mejor de los casos.

Ahora me da la sensación de que nos creemos superiores que las víctimas, no sabemos entender lo que realmente está pasando y nos enzarzamos en guerras dialécticas porque nosotras también asesinamos y maltratamos psicológicamente a los hombres. En si la violencia de género es un término discriminatorio, en si solo sabemos proteger a las mujeres, y en? cosas sin sentido.

Vale ya? la violencia de género es aquella que es ejercida por el hombre sobre la mujer, aquella que lleva listas repletas de números de mujeres asesinadas por los hombres de sus vidas. Estoy totalmente de acuerdo con la defensa y la ayuda de las victimas hombres a manos de sus esposas y ex esposas, pero flaco favor nos hacemos si confundimos los términos y flaco favor nos hacemos y le hacemos a las víctimas para poder combatir esta lacra social.

Los datos hablan por sí solos, también hablan los datos de violencia familiar y domestica a menores y si también hablan los datos de menores víctimas de la violencia de género. La diferencia para que esos menores estén dentro de la violencia de género es que son víctimas para hacerles daño a sus madres no por ellas en sí misma. De acuerdo que también hay mujeres que utilizan a sus pequeños para hacerle daño a sus maridos o parejas, pero si no somos capaces de llamar las cosas por su nombre y combatir a golpe de legislación y penalmente estos problemas nos convertiremos en dioses de pacotilla que podremos opinar y "judializar" a toda y cada una de las personas que tenemos a nuestro alrededor o que directamente no conocemos.

Por lo tanto lo único que pido desde estas líneas es cautela con los comentarios y los prejuicios creados entorno a la Ley de Igualdad y a la Ley de la violencia de género, para que las victimas que están luchando y las luchadoras que se han quedado en el camino tengan una justa justicia. Luchemos por erradicar la violencia contra los hombres y luchemos por poner las mejores medidas para combatirla, pero sin entrar en guerras dialécticas que no llevan a ningún sitio más que a perder el tiempo y creernos dioses de la justicia social mientras que las victimas siguen sufriendo.

Mi semanal beso lo quiero dedicar si me permiten en esta ocasión a todas esas mujeres, hombres y menores que están pasando por una situación tan amarga y que se den cuenta de que no están solos/as.