En Santiago de la Puebla, Teresa supera la leyenda

De todo lo dicho hasta ahora de la obra de teatro Teresa, la jardinera de la luz, es innegable que todas las apreciaciones hechas por los espectadores que la han disfrutado, han apoyado rotundamente las buenas críticas recibidas. No podemos decir que sean innumerables las ocasiones en las que de esta obra se ha hablado, porque tiene un número real indiscutible. Santiago de la Puebla despedia noviembre este pasado domingo celebrando la representación numero 97 de este conocido montaje.

Ha sido uno de los montajes teatrales sobre la figura de Teresa de Jesús en este año del V centenario de su nacimiento, más visto y de los que más se ha hablado. Y no sólo por la gran cantidad de localidades a las que ha llegado, y el numeroso público que ha acudido ha cada convocatoria, sino también por la gran calidad del guión que presenta, así como de los actores que lo llevan a escena. El grupo de actores Lazarillo de Tormes de la ONCE, aunque aficionados, elevan a la categoría de profesionalidad, un texto que surge de forma magistral de las manos de otro profesional, el dramaturgo irlandés, Denis Rafter.

La gran iglesia gótica de Santiago de la Puebla se pone también a la altura de todo lo mencionado. Es otra de esas iglesias desconocidas, pero que se ganan el apelativo de 'catedra'", por tratarse de un inmenso edificio religioso ubicado en el medio rural. Guarda entre sus muros una leyenda que ha pasado de generación en generación a lo largo de los mismos siglos que Teresa de Jesús perdura en nuestras memorias. Son cinco siglos contando la leyenda de un enorme lagarto, que allá por el XV, apareció en las aguas del río del pueblo, y devoró a una niña que pudo ser rescatada viva de sus entrañas. De esto da fe el susodicho animal que se puede ver colgado, en los muros de la entrada de la iglesia. ¿Hasta dónde la historia real y qué hay de leyenda? Con el trofeo del lagarto allí colgado se quiere ratificar una historia a la que, en el mejor de los casos, se le puede atribuir sólo rasgos de verosimilitud.

Igualmente se podría decir que Teresa de Jesús es una leyenda viva. Leyenda, porque a parte de ser un verdadero personaje histórico, estudiado y documentado en su época, muchas son también las cosas a ella atribuidas por la fértil imaginación de la gente y que a lo largo de los siglos la han convertido en una figura excepcional, que además, nos hace sentirla viva. Y por ello, también Teresa, la jardinera de la luz, forma parte de esa excepcionalidad. Desde el mismo comienzo de la obra, en que las monjas carmelitas desfilan por el largo pasillo de esta iglesia, al son de las notas del órgano que interpreta el kirie que ellas cantan, la atmósfera que nos envuelve parece trasladarnos a aquel tiempo en que Teresa, a punto de morir, recibe la visita en Alba de Tormes de sus hermanas carmelitas, que se encuentran también con otra visita desagradable, la del enviado de la Inquisición decidido a desmantelar este encuentro. El texto que surge a partir de este momento nos dibuja en palabras a una mujer en la que la parte humana no puede desprenderse de la divina, y que ha hecho que su vida se nos antoje a veces presentada con rasgos de leyenda.

Sin embargo cuando en las distintas escenas, bellas en su dinamismo contenido y elocuentes en el discurso de los personajes, se recorre la vida de esta mujer, la perspectiva cambia. Descubrimos a una monja cotidiana en el comportamiento de las carmelitas hablando de su infancia y juventud. Otra Teresa escritora de poemas de amor donde es capaz de poner en palabras apasionadas su relación con Dios. Otra, dinámica e incansable viajera que funda nuevos conventos de su nueva orden para favorecer la vida de las mujeres que quieran abdicar de lo impuesto por la sociedad de su época. Y además conocemos a la escritora valiente que con su prosa incontenible y espontánea, se enfrenta a cualquiera para poner de manifiesto sus criterios de vida, que, por otro lado, tiene a bien narrarnos sin pudor. Es en definitiva una mujer de la tierra que sabe saltarse las fronteras de los hombres para dejarnos claro que todos tenemos parte de esa divinidad que tanto miedo da y que tan accesible a ella le parecía. Quizá este sea el reto que Teresa de Jesús lanza a sus contemporáneos y que la ha convertido en figura universal, el hecho de que cualquier ser humano, en cualquier época de la vida y del mundo puede acceder a lo más alto si está dispuesto a hacerlo. "Para ser santa, primero hay que ser mujer, y mucha mujer."

En una iglesia con leyenda propia, la de Santiago de la Puebla, otra leyenda, la de una santa, se transformó en una historia real de una mujer con los pies en la tierra y el corazón en el cielo. Los espectadores aplaudieron vivamente una interpretación que acerca a nuestras vidas, un fenómeno que parecía tan alejado de ellas, como el lagarto colgado de las paredes de la iglesia.