¡No a la guerra, coño!

En nuestra infinita soberbia nos hemos creído y así lo afirmamos, que la democracia es el mejor de los sistemas políticos mundiales, o al menos, decimos con eufemismo, que "la democracia es el menos malo de los sistemas políticos" rememorando las palabras de Churchill. Ignoro a qué tipo de democracia se refería, porque haberlas haylas y muchísimas empezando por la célebre democracia orgánica de tan infausto recuerdo. Sin embargo en la España actual no podemos afirmar categóricamente que exista una democracia plena, pues los partidos políticos que consiguen mayoría absoluta nos gobiernan de forma harto dictatorial y sin ningún miramiento democrático, más bien lo nuestro es una partitocracia proclive a los clientelismos, enchufismos, prebendas, servilismos y corrupción.

Estamos viviendo en estos días hechos similares a los producidos en el año 2003 con la invasión de Irak y cuando el grito de ¡no a la guerra! retumbaba en todo el mundo y nuestros gobernantes, que lo fueron por mayoría absoluta, decidieron, en contra de la opinión mayoritaria del pueblo, expresada libremente en las calles y con absoluto desprecio a la democracia, acudir a la guerra de Irak con la pretensión de liberar al pueblo iraquí de la dictadura de Hussein. Para entender lo que aquello supuso habría que abstraerse e imaginarnos que el gobierno de los Estados Unidos decidiera liberar al pueblo español de la dictadura de Franco, nos declarara la guerra, nos bombardeara masivamente, destruyera las instituciones franquistas, licenciara a las tropas del régimen y pusiera en su lugar a quienes son afines a la política de los americanos, y eso después de una orgía de sangre y muerte digna del apocalipsis y sin contar con los españoles, hecho lo cual nos abandonaría a nuestra suerte sin encontrar las celebérrimas "armas de destrucción masiva", sin comprender que ellos eran esas armas en ese pueblo. Pues bien, eso fue lo que se hizo en Irak, Afganistán y Libia entre otros países. De aquellos polvos vienen estos lodos.

El próximo año se cumplirá el centenario de la ignominia que Occidente infringe al pueblo árabe. El 16 de mayo de 1916 se firmaron los acuerdos de Sykes-Picot por los cuales los británicos y los franceses se reparten los territorios de Oriente Medio, dos partes que controlarían los británicos, dos partes lo harían los franceses, una parte sería protectorado francés, otra protectorado británico y una última zona, la de los Santos Lugares, de administración internacional. Se crearon artificialmente varios estados, quitando y añadiendo territorios a conveniencia de Occidente, entre ellos Irak, Siria, Irán y Líbano, cuyos ciudadanos no tienen nada en común y, para agravarlo más, crearon el estado de Israel el 14 de mayo de 1948, permitiéndole, a Israel, tener armamento nuclear mientras se lo niegan al resto de países limítrofes. Esos son los polvos que se siguen levantando en la actualidad y que hacen inviable la paz y el gobierno de esos territorios y no serán las bombas las que acaben con el conflicto sino, y como siempre, el dialogo y el entendimiento de las posturas encontradas. Sin guerra y con mucha diplomacia.

Los lodos ya los conocemos, atentados de las Torres Gemelas, Atocha y metro de Londres por Al-Qaeda; atentado de Beirut por Hezbolá, de Bombay por los Muyahidines, Moscú por los Yihadistas y últimamente los de París por el mal llamado Estado Islámico, entre un interminable rosario de atentados que se extiende tanto por Oriente como por Occidente. No debemos olvidarnos de las brigadas de Abdullah Azzan que actuan principalmente en Egipto, Irak, Siria, Jordania, Gaza y Líbano; la Jemaah Islamiyah, implantada en Filipinas, Malasia, Indonesia y Singapur; Ansaru en Nigeria, Lashkar Taiba en Pakistán, Al-Nusra en Siria y Líbano y Boko Haram de triste recuerdo, entre otras muchas.

Por último, parangoneando la magnífica frase "no son vascos, son asesinos" atendiendo a que todos los "vascos" no son asesinos, aquí habrá que decir y entender que "no son musulmanes, son asesinos".

Al-lh Akbar

Laus Deo