Al mal tiempo, buena cara

Se nos acaba Noviembre, "Dichoso mes, que empieza con los Santos y acaba con San Andrés", donde hacemos en La Alberca el último rebusco de las castañas. Y en breve, tendremos encima el nevazo de la Purísima, siempre lo oí desde niño, no sé por qué, guardo la impresión de que siempre que nevaba era en las noches, aún recuerdo como nos engañaban al levantarnos y asomarnos a la ventana, que al no llegar a ella, arrimábamos un tajo, y nos decían, "mira cariño todo el azúcar que ha caído".

Era una gozada quitar con la bocamanga el vaho del cristal y ver el manto blanco de nieve, a algunos vecinos subidos en sus tejados tirando la nieve para que no se les hundiera la casa, a otros con un palo quitando los cuchillos de los aleros del tejado, que colgaban como estalactitas.

Pero había que estar contento por aquello de "Año de nieves, año de bienes", "Quien canta, sus males espanta" y me sentaba al amor de la lumbre a desayunar, en esa cazuela de porcelana algo escalcaboná*, que mi abuela me había preparado con la leche de las cabras y pan migao.

Ya suenan los cencerros y vuelvo a asomarme a la ventana para ver a Pachuco con la piara de cabras camino de los montes, con su cayada y su zurrón, pues "con pan y vino se anda el camino".

Siempre escuché este refrán: "Quien en La Alberca quiere prosperar, cabras y colmenas debería cuidar".

Después salía hacia la escuela, por ese camino en el que mi abuelo había quitado la nieve y me encontraba con Chelo, que para no pasar frio, llevaba puesta una boina, que le venía al pelo, su madre había dado en el clavo.

Y a la Caty, con su lata llena de borrajo, dándole vueltas como si fuera una matraca, para que no se le afogonara*, aunque "donde hubo lumbre siempre quedaron brasas".

Siempre me acuerdo del Guinda, cuando sacaba al mulo de la cuadra y lo llevaba al pilón, donde le silbaba para que bebiera.

Templaba cuando nevaba, era peor con noche y cielo escumbrao*, cuando veíamos el pilón de las fuentes del Barrionuevo, del Chorrito y Canal cubiertas por el carámbano.

Y allí enllenar*, las cantaras para ponerlas en el cantarero, y llenar la tinaja de la cocina, antes de que se llegara al hondón.

Así que "Al mal tiempo buena cara", y nosotros al rulaero* de la carambanera* del Palaero*, donde cada "dos por tres",acabábamos apiteraos*.

Todos estaban en sus quehaceres, pues "A la gente pará, las tienta el diablo", unos pilando castañas, otros matando el marrano para el mondongo, las mujeres al río para desurdir las tripas, y otros aguzando la petalla el poste de granito de la entrada de la casa, donde quedan aún las señales.

Era época de acostarse temprano, "a las diez en la cama estés, y si puede ser antes, mejor que después", pues ya llegará el 24 de Febrero, pues "Por San Matías, se igualan las noches con los días" y porque, "En Febrero, busca la sombra el perro".

También es tiempo de leer un buen libro, aunque los hay que, "Gastan menos que un ciego en novelas".

Pues al alba se estaba en la taberna del Porru o del Pardal, para tomar su aguardiente, y más tarde encontrarme tomando un tinto a mi abuelo Sebastián, electricista de La Alberca, con su entrañable amigo Pepín, electricista de Sequeros.

Amigos, a abrigarse toca.

Andrés Barés Calama.

Jerga de La Alberca:

Escalcaboná*=, con golpe sin esmalte. Afogonara*=, que no se apagara. Escumbrao*=, despejado, sin nubes. Enllenar*=, llenar. Rulaero*=. Tobogán. Carambanera*=, Tobogán de hielo. Apiteraos*=, con heridas en la cabeza.