Errores que hacen historia

A veces es difícil abstenerse de opinar en asuntos políticos esenciales, que nos conciernen a todos los españoles. Aunque uno no sea ningún político y esté alejado de toda actividad política.

Me refiero a la cuestión de Cataluña y su independencia. Las reflexiones que siguen aquí, las hago desde el sentido común, sin tener formación ni información sobre tantas leyes que tejen nuestro supuesto consenso político. Comenzaré por el final: el jueves pasado el Tribunal Constitucional declaró, obviamente, inconstitucional la proclama de independencia del Parlamento catalán. Pero uno de los portavoces, en rueda de prensa, dijo más: concretó que dicho Tribunal no estaba para decidir qué políticas seguir para resolver problemas políticos; su función termina señalando los límites de la Constitución.

Así, pues, el único paso que hasta ahora ha dado el gobierno de Rajoy en la cuestión catalana ha sido un paso de consulta jurídica y la prohibición del referéndum solicitado por el gobierno catalán antes de septiembre. Los periódicos han publicado que desde julio de 2014 de hecho el señor Rajoy y el señor Mas no se han visto ni una vez. Es decir que la ausencia de diálogo ha sido, una vez más, una de las características esenciales del partido popular y de este gobierno, también en el tema catalán.

¿Por qué el gobierno actual no se ha "atrevido" a autorizar un referéndum para que la población de Cataluña expresara su deseo o no de independizarse? Si lo hubiera autorizado, en lugar de ese confuso plebiscito de septiembre, A ESTAS ALTURAS YA HABRÍA DESAPARECIDO EL PROBLEMA CATALÁN. Porque, ahora sabemos, el porcentaje de partidarios de la independencia, no llega ni a la mitad. Pero el Estado (creo yo, un simple ciudadano) tiene o debería tener las herramientas suficientes, encuestas de opinión u otras, para poder hacer política de la realidad, no de intereses concretos o de quimeras temidas: así habría sabido que el riesgo de convocar el referéndum era menor que los perjuicios de todo tipo, por no convocarlo. Recientemente en Escocia se votó sobre el tema de la independencia, así como en el Quebec francófono, y salió en ambos el no a la independencia. Asunto resuelto.

Porque el segundo camino, en democracia, para la búsqueda de soluciones de un problema, es el del DIÁLOGO NEGOCIADOR. Y desgraciadamente Rajoy y su gobierno, no han dado muestras en toda la legislatura, de que les entusiasme hacer política, negociar con el diferente, hablar y escuchar, ceder, llegar a acuerdos parciales para seguir avanzando. Han creído que por haber obtenido una mayoría absoluta tenían derecho a hacer y deshacer ( más lo segundo que lo primero) sin ningún diálogo. Craso error, que ya estamos pagando y pagaremos durante un largo futuro.

Los errores se pagan y no hacer nada ni permitir hacer, en política, es un gravísimo error.