Teresa se abre camino por entre la Ruta de la Plata

"Siempre estamos de camino", decía Teresa de Jesús. Teresa, la jardinera de la luz ha emulado a la ya tan famosa andariega, que gracias al V centenario de su nacimiento, y a través de diversas manifestaciones culturales, ha hecho honor a este justo apodo. El grupo Lazarillo de Tormes de la ONCE, llega a Sorihuela con nuestra ya tan conocida obra, que supera en este pueblo las 90 representaciones.

Sorihuela es una localidad situada a muy pocos kilómetros de Béjar y cercana también a Salamanca. Siempre fue, ya desde sus remotos orígenes un cruce de caminos por los que han pasado distintas culturas. En tiempos más recientes se la sitúa en la famosa ruta de la plata que cruzaba casi en su totalidad el oeste de la Península. Es pues un punto señalado de trashumancia por donde pastores y rebaños hacían un alto para beneficiarse del reposo que su maravilloso paisaje y el agua de sus riachuelos les proporcionaba. Quizá por la gran cantidad de los que llegaron de Soria y allí acabaron estableciendo sus majadas en núcleos de población, venga su topónimo de Sorihuela. Una Soria en pequeño.

La gran abundancia de granito de esta tierra ha proporcionado a sus habitantes un medio de vida que aún perdura y les sigue sosteniendo. Sus cultivos de legumbres y patatas, así como el ganado han sido y son los puntales que mantienen esta población junto a un río, el Valvanera que, aunque ahora mermado, siempre ha suministrado agua al pueblo. En este entorno, sus gentes han vivido manteniendo no sólo su forma de vida, sino también sus tradiciones y creencias, tan arraigadas a lo largo de los siglos. Por eso en la tarde del pasado domingo,15 de noviembre, y en la bella iglesia de la Asunción, se sincronizaban en una curiosa complicidad la representación de Teresa, la jardinera de la luz, con elementos específicos de esta población de la sierra. El público se emocionó al oír hablar de Teresa de Jesús como la mujer paradójica y única que fue, configurada con la fuerza del granito y la suavidad de los corderos. Ella que tantos caminos recorrió como los pastores con sus rebaños, aglutinó también con su fuerza y entrega a numerosas mujeres a las que enseñó a ser libres junto a ella, buscando la verdad, que en nombre de Dios, las hizo brillar con luz propia.

Con esa luz diáfana que llega desde la Sierra de Béjar, las monjas que defienden a su madre en este montaje teatral, lo hacen con la misma claridad. Todo es normalidad y evidencia hablando de Teresa. Se pone así de manifiesto que la verdad de los seres humanos está en la importancia de lo sencillo y cotidiano, la satisfacción de las cosas bien hechas para los demás, la seguridad en aquello en lo que se cree y todo revestido de alegría y sinceridad. Por muy emisario de la Inquisición que sea, el padre dominico cae de su púlpito a los pies de la luz. Púlpito éste desde el que finalmente el espíritu de Teresa nos recuerda con la fuerza de sus versos, todo lo que sus hermanas han sabido transmitir de ella a lo largo de la representación.

Y aunque los espectadores de Sorihuela ya hubieran oído hablar de las bondades de esta obra, permanecieron totalmente abstraídos en los diálogos del texto, los poemas de la santa, el sentido del humor de las hermanas, los datos históricos aportados, y sobre todo el grado de profunda emoción que un trabajo de tal calidad sabe transmitir en todo aquél que ve la profesionalidad de unos actores que siendo aficionados han sabido trasladar a cada rincón al que han llegado la calidad de un producto único por redondo. Todo ello se culmina con el acompañamiento de la música que el maestro Salinas, coetáneo de Teresa interpreta en el órgano, réplica perfecta del auténtico de aquella época.