Dieta y Cáncer

Con el tiempo ha pasado la alarma social y se han tranquilizado los ánimos en relación con la noticia de la OMS que asociaba el consumo de carne roja y procesada con el cáncer de colón y recto (CCR). Esta situación se ha generado fundamentalmente porque los tumores constituyen actualmente la mayor preocupación que la población tiene en relación con la Salud y la enfermedad. Esta alta sensibilidad social se debe a diversos factores que condicionan y/o determinan las respuestas sociales que se producen en la actualidad.

En primer lugar, porque constituyen la segunda causa de muerte en nuestro país y su porcentaje se aproxima al 30%, una de cada tres defunciones está asociada a cáncer, según la información sobre las causas de muerte publicadas por el Instituto Nacional de Estadística. En segundo lugar, porque las muertes que ocasionan las neoplasias provocan muertes prematuras, Es decir, una gran parte de las mismas se producen en pacientes menores de 65 años. Por tanto, son muertes prematuras que tienen una gran trascendencia individual, familiar y social. En consecuencia, este grupo de enfermedades, los tumores, se asocian generalmente a muerte y, por tanto, preocupan más que cualquier otro grupo de enfermedades.

En relación con el informe-noticia de la OMS decir que desde hace más de tres décadas, en concreto de los años 80, se conoce que la alimentación y sus procesos están asociados al cáncer porque éstos al procesarlos y cocinarlos y tratarlos inadecuadamente dan lugar a componentes químicos tóxicos como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), compuestos nitrosos (CON) y aminas aromáticas (AAH). En consecuencia, la dieta es un elemento importante para la Salud a través de los distintos nutrientes; pero también supone un riesgo para la mima. Esto es lo que el informe de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la OMS ha establecido, que el consumo de carne procesada puede suponer un aumento de la probabilidad de sufrir CCR.

En mi opinión este informe no es una amenaza sino una oportunidad que se debe aprovechar para seguir avanzando en la prevención del Cáncer, procurando llevar una alimentación basada en la dieta mediterránea. Cuyo patrón es considerado por los expertos como saludable. También afirmar que lo más importante es llevar una dieta equilibrada, que es aquella que incorpora la diversidad de los macronutrientes- hidratos de carbono, grasa y proteínas- y lo hace en las proporciones adecuadas. Para conseguir este objetivo nutricional se puede y se debe comer de todo; pero de manera controlada para conseguir que la dieta sea equilibrada e incorporando alimentos de temporada. Ahora en otoño, de los cítricos, de las manzanas, de las granadas, de las uvas, de las castañas, los membrillos, las nueces, las torrijas, los buñuelos y las setas. Éstas con mucho cuidado y si se tiene certeza de que son comestibles.

En resumen, sigo opinando y afirmando después de valorar profesionalmente el estudio de la OMS, que salvo contraindicación médica por enfermedad o intolerancia, se puede y se debe comer de todo para conseguir una dieta saludable y prudente. Lo relevante y transcendente es controlar las cantidades para reducir las probabilidades de cáncer, enfermedad cardiovascular, obesidad y diabetes del adulto. La dieta equilibrada y prudente debe ser un componente de un estilo de vida saludable junto al ejercicio físico moderado y las vacunas, antigripal y anti-neumocócica, cuando se tienen más de 65 años y alguna enfermedad crónica porque en los ancianos se deben prevenir las neumonías gripales y la enfermedad neumocócica invasiva.

Por último, afrontemos el cáncer desde la racionalidad y la confianza en el Sistema Sanitario y, en sus profesionales, con la esperanza de seguir mejorando su supervivencia y resolución en cada vez más casos y en más tipos de cáncer.

Salud?JAMCA