A vueltas con Cataluña

Hace días que vengo sintiendo la tentación de tocar el tema actualísimo de la situación de Cataluña. Me he venido resistiendo porque el tema es muy específico y requiere un conocimiento particular de los hechos y de los desafíos que estamos viviendo, y porque me parecía que estaba sobreabundando ya en multitud de medios de comunicación.

Ahora las cosas han cambiado un tanto, no sólo por el avance de los acontecimientos, sino también porque el fin de semana pasado he tenido la oportunidad de pasar un par de días en Barcelona y, de algún modo, he tenido ocasión de vivir la situación, al menos la externa, en directo.

Participábamos en una jornada de la Adoración Nocturna Femenina Española y en una solemne celebración de los 75 años de la fundación de dicha adoración nocturna en Barcelona. Es de advertir que la Junta Directiva de la asociación española tiene su sede en Barcelona y, por tanto, era esta junta y la dirección diocesana de Barcelona las que invitaban a las asociaciones de toda España. Asistieron 30 diócesis representadas por las respectivas presidentas diocesanas y algunos de los capellanes o asistentes religiosos correspondientes. Todo se desarrolló con una perfecta normalidad.

En la celebración nocturna, que daba comienzo a las 22,30 horas, presidió el obispo auxiliar, por su especial relación con la Adoración Nocturna, y porque en este momento el Cardenal Arzobispo está solamente en funciones, pues hay ya nombrado un nuevo arzobispo que tiene previsto tomar posesión el 26 de diciembre y, por tanto, no era normal que presidiera ninguno de los dos arzobispos, ni el saliente ni el entrante. Todo con plena normalidad.

La celebración, con un notable coro polifónico y un distinguido organista haciendo sonar el hermoso órgano de la parroquia, tenía lugar, ni más ni menos que en la basílica de la Merced, patrona de Barcelona. Junto al párroco correspondiente y a los cinco capellanes de la Adoración Nocturna, asistía el párroco de la Sagrada Familia, el de la zona donde se encuentra la sede de la Asociación, y algún otro sacerdote como uno recién ordenado en la pasada fiesta de la merced el 24 de septiembre.

En el desarrollo normal de la sesión del sábado, y en los viajes y contactos con taxistas u otro tipo de personas, no hubo mucha oportunidad de hablar de la problemática de Cataluña, ni a favor ni en contra. Sí se comentó a la espera l comienzo de la celebración en la propia sacristía. Y el comentario era de la situación en la vida normal y especialmente en la convivencia de las familias, en las cuales se admite generalmente que se puede hablar de todo menos de política, porque quedarían dañadas inmediatamente las relaciones familiares.

Mi impresión es que la vida de Cataluña a nivel popular y de relaciones sociales, económicas y empresariales son relativamente normales, y parece que la locura que todos estamos viviendo está más en las manos, la acción y manipulación de unos cuantos políticos, que creo que no es pasarse el considerarlos típicamente descerebrados, movidos por los excesos de las vivencias y las prácticas nacionalistas, que gracias a Dios no son las propias de la mayor parte de la gente de la calle.

Esperemos que, con la unanimidad de todos los sensatos de aquellas tierras y de toda España, entremos pronto en la absoluta normalidad y olvidemos los excesos que están teniendo lugar en nuestra querida Cataluña.