En Rollán, como en Teresa, nada es lo que parece

Cuando se habla de Rollán, sólo un dato curioso viene a la memoria de los que conocen este pueblo salmantino. Situado a pocos kilómetros de la capital, durante años ha sido foco de interés, de la comunidad odontológica mundial por un fenómeno que el consumo del agua de su acuífero, producía en los dientes de sus habitantes. El exceso de flúor en sus aguas hacía que las dentaduras de la gente aparecieran ennegrecidas. Este fenómeno se denomina fluorosis, y ha marcado esta localidad como si de una seña de identidad se tratara. Con el paso del tiempo, este hecho se ha ido solventando a partir de distintas soluciones que pasaban por buscar el agua potable en otras zonas y llevarlas al pueblo. Sin embargo más de medio siglo después, todavía las reminiscencias del problema siguen señalando a Rollán en una dirección que le apartan de su auténtica historia.

Quizá pocos sepan que hay que remontarse a los betones para encontrar sus orígenes, de lo que un berraco da noticia. O que gracias al arado romano fue una población de gran influencia agrícola en aquella época. O que debido a los enfrentamientos con los musulmanes durante la Reconquista, se creó la Orden de Alcántara, a la que Rollán perteneció y ahora conserva de forma honorífica este nombramiento. El recorrido sigue a través de la guerra de la Independencia cuando los rollaneses lucharon junto a Julián Sánchez el Charro por la libertad. Y los hechos continuarían, pero a Rollán se le conoce por los dientes de sus moradores. Nada es lo que parece?

Este es el mensaje que al pueblo llevaba la obra de teatro Teresa, la jardinera de la luz. Como en tantas otras ocasiones hemos señalado, el grupo de teatro Lazarillo de Tormes de La ONCE, como la monja andariega que nos presentan en sus representaciones, han ido por esos caminos poniendo de manifiesto todo lo importante que hay por debajo de Teresa de Jesús y que una historia estereotipada ha obviado o enmascarado. Si bien es cierto que esta mujer ha llegado a lo más alto de los altares del catolicismo, y se la ha reconocido como doctora de la Iglesia, sin olvidar su relevante papel en el misticismo de este país, hay cosas en ella por las que se ha pasado de soslayo o ni siquiera se ha pasado.

Cuando se contempla este montaje teatral de Teresa, la jardinera de la luz", se nos descubre ante todo la fuerza de una mujer que tiene claros sus objetivos de vida. Las carmelitas que en escena la defienden ante el dominico inquisidor que busca difamarla y destruirla, nos dan a conocer una Teresa fuerte por indefensa, luchadora por amor a la conciliación de los seres humanos, hombres o mujeres. Conocemos así un personaje universal en el tiempo que salta las barreras del suyo para dar visibilidad a lo invisible por despreciado: las mujeres, la desigualdad, la injusticia de los poderosos enmascarados en títulos y riqueza. En definitiva, todo lo que se apartaba de Jesús de Nazaret, el más grande amor de su vida. ¿Y qué no se hace en este mundo por amor?

La esencia de todo no está en la etiqueta que se adscribe a cada cosa sino en el rastro indeleble que queda cuando hemos sabido encontrar lo auténtico. Sólo es necesaria apenas una hora para contar a Teresa en su integridad. Y esta labor la cumplen a la perfección estos actores aficionados que han conseguido ofrecer a todo tipo de público un trabajo redondo. Volvemos a insistir en resaltar la importancia que para este montaje tienen los escenarios elegidos, esto es las iglesias de cada pueblo con sus maravillosos e irrepetibles altares. Son el marco perfecto para reír y llorar ante una historia que pasa de lo cotidiano a lo excepcional gracias a las distintas escenas que a través de la narración distendida, el humor, la belleza de los poemas de la santa o los enconados enfrentamientos entre monjas e inquisidor, van desglosando toda una vida que no por conocida, deja de sorprender. Podría decirse que se descubre por primera vez o que se redescubre lo auténtico. Y es que Denis Rafter, dramaturgo irlandés, afincado en nuestro país, y guionista de la obra, ha sabido encontrar la armonía necesaria para revestirla de belleza, verdad y normalidad.

En la iglesia parroquial de san Lorenzo de Rollán, el público asistente, joven en su mayoría, hizo un guiño de complicidad a "Teresa, la jardinera de la luz", con sus cálidos aplausos, en un reconocimiento de que muchas veces no todo lo que se sabe es lo verdadero. San Lorenzo, patrón del pueblo, también deja a un lado su fama de mártir sufriente, para regalarnos cada diez de agosto, fiesta de Rollán, la oportunidad de pedirle a las estrellas que nos llueven del cielo que nuestros sueños se hagan realidad. No hay más que confiar como en sus palabras nos recuerda Teresa de Jesús: ""la paciencia todo lo alcanza".