"Gaudeamus igitur" o la proyección gozosa de la Universidad

Año tras año, los distintos certámenes culturales ?específicamente los musicales, coros, danzas- nos recuerdan que la Universidad tiene mucho de universo, de globalización, de saber universal, y que su quintaesencia no puede confinarse a los muros de sus aulas, sino que se proyecta con vigor a la sociedad. Cuenta Águeda Rodríguez Cruz en su Historia de la Universidad de Salamanca (Fundación Ramón Areces, Salamanca 1990) cómo los estudiantes, al llegar las vacaciones, salían en pandillas (nunca superior a 20), formando las bigornias, lo que posteriormente se denominarían tunas. Alegraban los pueblos por donde pasaban con sus canciones acompañadas de guitarras, flautas, panderetas...pedían para sus necesidades, hasta llegar a sus hogares. Los que carecían de domicilio propio continuaban esta vida errante durante el resto de las vacaciones. El propio Arcipreste de Hita en su Libro de Cantares nos habla de esta costumbre de los estudiantes, amigos de la música y de las canciones, originales del cantor o de algún poeta:

"Cantares fis algunos de los que disen los ciegos,

Et para escolares que andan nocherniegos,

E para muchos otros por puertas andariegos".

Archivaban también canciones traídas de universidades alemanas o del mismo París, tales como el Gaudeamus igitur/ iuvenes dunc sumus (Así pues, cantemos, mientras que somos jóvenes...), canto goliárdico de origen alemán que se constituyó en himno de los universitarios.

Gaudeamus igitur (alegrémonos ahora)

iuvenes dum sumus (mientras somos jóvenes)

Post iucumdan iuventutem (Después de una alegre juventud)

post molestam senectutem (después de una achacosa vejez)

nos habebit humus (la tierra nos recibirá)

Ubi sunt qui ante nos (¿Dónde están los que han existido)

in mundo fuere? (en el mundo antes que nosotros?

Adeas ad inferos (Ve a lo profundo)

transeas ad superos (pasa a los cielos)

hos si vis videre (si los quieres ver).

Vita nostra brevis est (Nuestra vida es corta)

brevi finietur; (en breve se acabará;)

Venit mors velociter (Viene la muerte velozmente)

rapit nos atrociter, (nos arrastra con violencia)

nemini parcetur (a nadie perdona)

Vivat Academia (Viva la Academia)

vivant professores (vivan los profesores)

vivat membrum quodlibet (viva cada persona)

vivant membra quaelibet (vivan todas las personas)

semper sint in flore (siempre estén alegres)

Vivat nostra civitas (Viva nuestra ciudad)

mecenatum caritas (la ayuda de los mecenas)

qui nos hic protegit (que aquí nos protege).

Uno de los prohombres de la tuna universitaria salmantina, Antonio Bellido Pérez, redactó unas sentidas palabras con motivo de la grabación de un disco en 1981-82, donde recoge esta singular tradición universitaria:

"La tuna universitaria de Salamanca a su ciudad, cuna de grandes letras, sede de floreciente cultura, vetusta Salamanca, la de la piedra de oro, anfitriona del saber. En tus doradas calles albergaste con nostalgia el jolgorio estudiantil, con tus austeras gentes escuchaste complaciente el trinar de nuestros cantos a lo largo de los siglos, con tu serena mirada contemplaste nuestras capas en balcones y ventanas de tu entraña...Anhelamos que acojas nuestras juveniles voces en el seno de tu alma, y aunque el tiempo siga andando, que escuches desde muy dentro estudiantiles compases que brotan del corazón de quien en ti nació, estudió, cantó y amó. ¡Oh eterna Salamanca!".

Arequipa, Lima, las ciudades universitarias de toda América viven en su corazón esta tradición. A puertas cerradas (anfiteatro, casonas, albergues...) y, sobre todo, en el espectáculo irrepetible de nuestras Plazas de Armas, con el mágico escenario de la Catedral como en Arequipa y la bóveda estrellada, las alegres notas de los tunos con muchas ganas de vivir, han vuelto a darnos una lección magistral desde su cátedra juvenil, optimista.

El secreto de no envejecer es aprender. La actitud juvenil y dinámica de los tunos nos recuerda que vivimos una época cuya nota de identidad esencial es el cambio permanente. El desafío de la Universidad es provocar, inculcar en los profesionales una actitud crítica y creativa, el propiciar la formación continua y el perfeccionamiento académico; constituirse en centros del más alto nivel donde se enseñe científicamente y con la mayor calidad, el crear comunidades que investiguen, todo ello con una ética personal y una proyección social comprometida (tanto con su realidad local inmediata como con la aldea global mundial). Y, siempre, la alegría. Una alegría que nace del amor a la verdad, de la pasión por aprender y enseñar, del gozo de educar (más allá de la instrucción, "criar", la "policía", formar en valores personales, conciencia de ciudadanía. ¡Gaudeamus igitur!