Feliz NO Día de las Bibliotecas

Hoy es día 25 de Octubre y nosotras queremos celebrar que NO es el día de las bibliotecas y ellas siguen allí, como ayer, repletas de libros, deseosas de compartir propuestas, espacios y herramientas con todos sus lectores. A nosotras las bibliotecas nos han ayudado a crecer, sin duda alguna, y nuestro homenaje en este día tan especial, el día después, es para todas aquellas que nos han permitido curiosear y compartir lecturas con ellas.

En Salamanca sin los fondos de la Biblioteca Municipal Torrente Ballester, la sonrisa de sus bibliotecarias y el apoyo de todo su equipo de trabajo, no habríamos podido soñar tanto como soñamos. Sus préstamos especiales para instituciones nos permiten, una vez al mes, dar un agradable paseo hasta ese paraíso que nos facilita disfrutar de sesenta historias nuevas cada vez.

Y sin ir más lejos, tan solo a cinco kilómetros de allí, tenemos una segunda casa que nos mima, confía en nuestro trabajo y nos anima: es la Biblioteca Pública de Villamayor de la Armuña. Allí desde nuestros comienzos hemos tenido la oportunidad de crear escenarios mágicos de lectura con pequeños y mayores, demostrando que las casas de los libros son espacios vivos y abiertos a todos los públicos.

Otros proyectos, como el Programa de Cooperación Transfronteriza España-Portugal que realizamos gracias a la Junta de Castilla y León, nos han permitido conocer bibliotecas donde también nos hemos sentido como en casa. En Zamora disfrutamos descubriendo el buen hacer del equipo de la sección infantil de la BP de la ciudad, además de las preciosas bibliotecas de Fermoselle, Alcañices y Puebla de Sanabria, situadas en enclaves mágicos como castillos o conventos. En la provincia de Salamanca pudimos disfrutar, más que de espacios, del empuje de bibliotecarios motivados como los de Lumbrales, Vitigudino, Ledesma o Ciudad Rodrigo.

No hubiéramos sido lo que somos si a lo largo de nuestra corta pero intensa historia no hubiéramos podido disfrutar de previos años de trabajo en la biblioteca del CILIJ, de las visitas transoceánicas a la Biblioteca de Santiago de Chile, las escapadas a la Biblioteca Eugenio Trías, escondida en el Parque del Retiro de Madrid, o todos aquellos rincones mágicos que reposan en centros educativos donde confían en el poder de la lectura como herramienta de cambio.

Por eso, para terminar este humilde homenaje, nos gustaría compartir una cita que descubrimos escondida en el castillo donde descansan los libros de Puebla de Sanabria. Es aquella anécdota sobre el príncipe danés a quien en momentos de crisis le sugirieron cerrar bibliotecas. Esta fue su respuesta:

"Somos pobres, no nos podemos permitir, además, ser tontos".

Rebeca Martín.