La Medicina que viene...

Los fines de la Medicina se establecieron recientemente a finales del Siglo XX y principios del XXI, en concreto en el año 2001, en el Informe Hastings y se concretan básicamente en cuatro:

1. Prevenir las enfermedades y lesiones y promocionar y conservar la Salud.

2. Aliviar el dolor y el sufrimiento causado por los problemas y las enfermedades.

3. Atender y curar a los enfermos y a los cuidados de los incurables.

4. Evitar la Muerte Prematura y la búsqueda de una muerte tranquila.

Para conseguir estos objetivos la Medicina de las próximas décadas debe tener las características básicas siguientes:

Más precisa, los conocimientos genéticos y moleculares sobre los pacientes conllevaran una mayor precisión en los diagnósticos y en los tratamientos. Estos últimos serán cada vez más específicos y más personalizados, lo que redundará en una mayor efectividad, una mayor seguridad y un mejor pronóstico.

Más informada, a la población en general y a los pacientes en particular hay que aportarles más información para que ejerzan de manera activa su responsabilidad sobre su Salud. Es decir, gestionen el recurso de la Salud como algo que está bajo su responsabilidad y no la de otros. Un paciente más informado es en general un paciente que comprende mejor lo que le pasa y puede saber mejor cuál es su papel en el proceso y lo que le puede ayudar y empeorar.

Más segura, porque la Seguridad del Paciente es una de las prioridades de los Sistemas Sanitarios y de sus profesionales dado que forma parte de la Calidad Asistencial y lo primero es lo prioritario, ante todo no provocar daño con la asistencia y actuaciones sanitarias (Primun Non Nocere).

Más humana, algo que venimos persiguiendo en la formación de los médicos en las facultades, hacer de la Medicina y el proceso asistencial más científico y técnico; pero sobre todo, humano. Basado en la sensibilidad, la bondad, el respeto, la tolerancia y la generosidad.

Más eficiente, se producirá en los próximos años, no cabe otro remedio, una utilización más eficiente de los recursos para reducir los costes y mejorar la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. Se debe proceder a invertir más en prevención, lo que redundará en la reducción de las desigualdades en Salud, dado que la medida preventiva fundamental es la Educación Sanitaria de la población y ésta debe formar parte de curriculum educativo poblacional, el que se adquiere en las primeras etapas educativas, para ser efectiva desde los primeros años de la vida adulta. La Educación Sanitaria y para la Salud constituye la herramienta esencial para la mejora de la Salud individual y colectiva

Para todo esto sólo hay que esperar y desear que las Administraciones Sanitarias y quienes gestionan sus decisiones apuesten por la Salud y pongan los recursos necesarios para que los profesionales competentes y responsables que formamos para el Sistema Nacional de la Salud puedan cumplir estos objetivos y previsiones con efectividad, eficiencia y Calidad.

Si es así, se puede mejorar nuestro Estado de Salud y Bienestar y, por tanto, se estará en condiciones de progresar, innovar y mejorar socialmente, puesto que que la Salud es un recurso para la Vida, que necesitamos todos, para poder vivir, convivir y avanzar.

JAMCA