¿Los españoles somos apátridas?

¿No? Pues lo parece. El único momento en que lucimos con orgullo los colores patrios es en los eventos deportivos. En el resto de actividades ciudadanas nos da vergüenza demostrar que somos españoles; escondemos banderas, símbolos e himnos como si renegáramos de nuestra nacionalidad.Sin tener que profundizar demasiado seguro que acierto con algunos motivos por los cuales los símbolos nacionales nos pueden dar cierta dentera:

"La bandera representa la monarquía y yo soy republicano"

La bandera de la república francesa, tal y como la conocemos, tiene ese aspecto desde 1830 porque el rey Luis Felipe I así lo decidió. No creo que nadie ponga en duda la vocación republicana de los franceses, y a pesar de eso ningún francés reniega de su bandera por el hecho de que fuera elegida por un rey.

"La bandera representa la España nación y yo soy autonomísta"

Los Estados Unidos de Norteamérica son una nación formada por cincuenta y tantos estados federados, y sus habitantes, ya procedan de la América profunda o de la gran manzana, no pierden ocasión de lucir sus colores en ropa, ornamentos, edificios, eventos y siempre que pueden. Ellos inventaron el federalismo moderno y no obstante están orgullosos de su nación.

"La bandera representa la dictadura, la derecha"

Perdón, la dictadura se apropió de la bandera anterior a la de la segunda república porque conocía perfectamente el efecto que causan los símbolos en el control de masas. Por lo que parece hizo muy bien su trabajo, llevamos 40 años relacionando la bandera con una facción política y con una ideología, y parece que aún causa temor el presumir de bandera por si acaso se nos asocia con ciertas tendencias.

Pues señores míos, para bien o para mal nos ha tocado nacer en este país, y más vale que empecemos a tener conciencia de país y a mentalizarnos que de vamos todos en el mismo barco, ya que, como bien dice la sabiduría popular, "divide y vencerás" en contrapartida a "la unión hace la fuerza".

Y si los símbolos nacionales son buenos para lucirlos en los estadios también lo son para lucirlos en la calle. Porque esos símbolos son nuestros, y están por encima de reyes, presidentes de república, partidos, dictadores, unionista, federalistas, papistas, ateos, dogmáticos, iluminados, políticos de medio pelo, y de todos aquellos que se dedican a decir a los demás lo que tienes que sentir, pensar y opinar.

Son nuestros, de los que pagamos impuestos, de los que trabajamos para que nuestro país mejore en un montón de cosas, de los que nos emocionamos con los triunfos deportivos y de los que nos aburre el deporte, de los que vamos a votar y de los que no nos encontramos representados por ningún partido, de los que arreglamos el mundo desde la barra del bar, de los que queremos dejar de sentirnos cohibidos por el pasado.

Me gusta mi bandera aunque tenga colores chillones, me gusta mi himno aunque no tenga letra. No pienso permitir que nadie se apropie de los símbolos de MI identidad.