El poco valor del amor

Es una palabra que últimamente me parece maldita. A quien más se la oigo es a padres que no pueden atender correctamente a sus hijos hasta el punto de perder la tutela. Se la oigo mucho también a parejas que sufren la violencia de género o la violencia sin género. Por no hablar de los fundamentalismos religiosos donde en nombre del amor a Dios se hacen atrocidades o como mínimo frivolidades interesadas.

He estado leyendo múltiples definiciones en el diccionario de Real Academia, en diccionario María Moliner y la del Evangelio que algunos leímos en nuestra boda y es de las más bonitas y quizá visto lo visto de las más utópicas.

Cada vez que oigo esta palabra me hecho a templar, en muchos diccionarios se empieza por "sentimiento intenso", y tanto.

Se confunde a menudo con el sexo en pareja y no sé si puede ir separado, parece ser que no es sinónimo de pasión, tampoco de amistad entre amigos. A los poetas los ha inspirado desde el drama normalmente.

¿Por qué no puede relacionarse con la felicidad y la plenitud?. Supongo que esa energía especial que dan las hijas, esos momentos intensos y que se hacen tan cortos con la pareja, esas clases divertidas con los alumnos o momentos de charla con los amigos. Pero eso parece poco para el amor e incluso se malinterpreta.

No entiendo a los que ven a Dios en la oración y exhiben los momentos íntimos en vez de las obras, los compromisos y las misiones.

Pienso que cuando el amor hace daño a otros o no transforma la vida a mejor es falso.

Quizá amar ya no es una prioridad en el ser humano "civilizado", probablemente se ha comercializado en forma de rutinas tendenciosas hacia el consumo, los escaparates o los móviles . Conozco parejas que por la noche uno en la cama y otro en el sofá se comunican por whasapp.

¿Nos estarán engañando los sueños?. ¿ Quién es ese San Valentín el de la flecha?, tendremos que esquivarla.

Esto de sólo el amor basta, me parece que hay que revisarlo. Considero y he sido testigo de otros sentimientos que se anteponen al amor, la soberbia, el vano orgullo, etc. Madres que pierden a un hijo por no cambiar las cortinas de sitio o madres que no cambian una maceta de debajo la canasta con un niño de doce años y a los treinta esquizofrénico se la pone de sombrero en defensa propia.

Pero sea como fuere sigo esperando en el amor, mientras tanto seguimos viviendo emociones sin ponerle nombre e intentando sembrar ilusiones por convivir pacíficamente y con cierta armonía. Si el amor puntuara en la escuela quizá los chicos de la Casa Escuela Santiago Uno no serían fracasados escolares, y quizá los ostentosos colegios que no los admiten los admiraran más que a sus productos de consumo. Cuanta hipocresía en nombre del amor incluso en las leyes, aunque para el amor todavía no se han atrevido a legislar.