Ecología y miedo

Uno de los avances más beneficiosos para la Humanidad ha sido la concienciación por la preocupación del medio ambiente y la puesta en marcha de las medidas (nunca suficientes) para conservar y proteger los ecosistemas, evitar todo aquéllo que pueda perjudicar los entornos saludables e impedir los efectos negativos sobre nuestra salud, porque está bien claro que protegiendo la salud del planeta, protegemos la del hombre.

Curiosamente, a nivel popular el ecologismo provoca reacciones en contra, sobre todo cuando afecta a intereses particulares. Nos parece muy bien aquéllo que vemos de lejos, lo global, lo selvático, lo atmosférico, grandes conceptos que vemos de forma panorámica, fuera del círculo en el que nos movemos cada uno de nosotros.

Pero dentro de ese círculo es donde surge la polémica. Si nos afecta positivamente, todos contentos. Si en algo nos "perjudica" olvidamos el interés común y criticamos fieramente las decisiones tomadas por los organismos competentes.

No vemos más allá del YO, LO MÍO Y EL AHORA, no pensamos a medio ni a largo plazo, no razonamos fuera de esos tres conceptos.

Hace unos días, un medio de comunicación local, publicó el artículo Temor en los pueblos por la aplicación de las nuevas zonas de protección ambiental en el que señalaban : La Junta de Castilla y León aprueba la protección medio ambiental que afecta a espacios naturales de 210 municipios salmantinos dentro de Red Natura, con las consiguientes restricciones medio ambientales...

Según el mismo periódico, uno de los caballos de batalla ha sido en la comarca de Béjar, por el freno que supone al desarrollo de infraestructuras e iniciativas relacionadas con el turismo de nieve.

Da lo mismo el motivo, siempre está el interés económico en las protestas. Los más críticos ven la protección a la Naturaleza como algo que se ha puesto de moda y nada más. Decir que eres ecologista provoca miradas de recelo, o sonrisitas de "éso está muy bien, pero a mí que no me afecten"

Es decir, ven bueno que en los medios de comunicación se hable sobre la capa de ozono, la lucha contra la desertización, o el cuidado de las playas. Pero ¡ay como nos toquen el huerto!. Y nuestro huerto está en los límites en que nos movemos, en "nuestras cosas".

De ahí que se produzcan protestas e incluso insultos a los ecologistas cuando ponen trabas a obras en NUESTRAS ciudades, trabas que se basan precisamente en exhaustivos estudios intentando que nadie se salte la normativa medio ambiental.

Se alegan pérdidas de ingresos, ya sean por turismo, como es el caso de Béjar, o por otras fuentes, sin tener en cuenta que esos ingresos de hoy causarían la ruina de mañana al destruir la base en que se sostienen.

No se piensa que el mañana está ahí, que la destrucción del hábitat natural provocaría la extinción de cualquier signo de vida, no ven más allá de sus billeteras, obviando la amenaza de un futuro negro para sus descendientes.

Al contrario de lo que creen, a nivel general esta protección acaba generando más recursos que restricciones. Red Natura se basa precisamente en la sostenibilidad medio ambiental, teniendo en cuenta las necesidades de la población que habita ese territorio, y es precisamente esa conservación la que acaba trayendo riqueza económica y ecológica a los espacios protegidos.

Para darse cuenta de ésto, hay que abrir la mente y dejar los anticuados prejuicios de que la protección ambiental solo trae desventajas.

No es restringir por restringir, es avanzar y dejar un legado a nuestros hijos que, al menos, sea mejor que lo que nosotros nos hemos encontrado.