Crisis humanitaria: refugiados sirios en tránsito por Europa en situación alarmante

Dario Sammarro, activista de Amnistía Internacional

La migración siria crece a partir de 2011; año en el cual más de tres millones y medio de sirios huyeron del país, la mayoría de ellos parecen estar en los campos de refugiados en Jordania y el Líbano. El camino de los migrantes sirios pasa por Turquía para llegar a Grecia y luego a otros lugares de Europa. Según fuentes estadísticas más de la mitad de la población siria ha salido de su país hacia los países vecinos: Jordania, Líbano, Turquía, Irak, Egipto y África del Norte. Campos de refugiados se establecieron en Irak, Jordania y Turquía.

No tenemos cifras exactas por las condiciones en que se está desarrollando este éxodo masivo de población y, por tanto, no sería apropiado hablar solo de números para explicar la realidad del fenómeno. La ola más grande de la migración de Siria surge en 2011 provocada principalmente por el terror de la guerra y por las condiciones de imposible superviviencia existentes hoy en Siria, en vivo contraste con lo que en su día fue Damasco, con una vida económica y cultural animada y amplia, muy influyente en el Oriente Medio. Hoy los problemas que enfrenta el país no parecen cesar: a los graves citados, se añaden los ataques terroristas e indiscriminados de ISIS, que han agravado enormemente la vida de las gentes.

El camino de la esperanza tiene un obstáculo, además de la la inacción de la UE, que desde hace años no adopta políticas humanitarias adecuadas, en la presencia de traficantes de seres humanos, pues el "tráfico" ahora parece estar encabezado por ISIS. Los sirios en tránsito, en condiciones muy peligrosas, son víctimas de traficantes sin escrúpulos que se aprovechan de los dramas humanos para hacerse ricos.

Recientemente Alemania ha suspendido el Reglamento de Dublín para los refugiados de Siria; eso quiere decir que los sirios identificados en las fronteras alemanas no podrán ser rechazados en los países europeos de llegada. Espèramos que esta excepción no se haya producido por intereses políticos internos de la señora Merkel, quien ha manifestado que "el derecho de asilo no tiene límite en cuanto al número de solicitantes", pues es una obligación de la UE proteger a estas personas que huyen de una muerte segura.

El derecho a la vida es un derecho fundamental que debe ser protegido en todos los lugares y por parte de todas las instituciones; este es el derecho real que se protege mediante la concesión de asilo a los refugiados.

A pesar de los riesgos de permanecer impasibles ante la televisión que nos ofrece a diario las noticias de dos o tres rescates en el mar, las llegadas diarias, muertes, etc., somos nosotros, los ciudadanos, los que tenemos que desarrollar un sentido de solidaridad que se pueda traducir en un activismo concreto; ejemplos llegan desde Budapest, donde parte del pueblo húngaro ayuda en estos días a los refugiados a entrar en su territorio, y también hay iniciativas similares de los ciudadanos italianos, griegos, españoles, islandeses....

Desde el Grupo Local salmantino de Amnistía Internacional afirmamos que ahora más que nunca se necesita que todo los ciudadanos contribuyan, en la medida de sus posibilidades, a apoyar esta esperanza de vida.