La canción del Emperador

"Id y recordad que yo os permití vivir en mi Reino cuando otros os hubieran mandado cortar la cabeza".

Así se despedía Isabel la Católica del heredero de una de las casas nobles que más le había incordiado en sus años de reinado en Castilla. Los Pacheco, concretamente Juan, un verdadero grano en el culo. De los que más había querido, a Dios gracia, se despedía de otra forma mucho más dulce, señorial y memorable.

Qué bonito es volver a enchufar la tele en septiembre y encontrarte con series de calidad, superproducciones y algo de Historia de este nuestro país. Conclusiones que saqué anoche viendo ?disfrutando y babeando? Carlos, Rey Emperador:

1. A Álvaro Cervantes le falta mandíbula, pero se lo perdonamos porque yo no daba un duro por su versión de Carlos y al final del capítulo ya estaba puesta y dispuesta a servir a este Rey.

2. ¿Cómo va a ser este un país de políticos honrado, alejado de cambalaches y tejemanejes, cuando te paras a ver lo enrevesados que eran los tratos entre nobles, clero, reyes y Cristo que lo fundó? Para los que se hayan perdido, sí, sí, Germana de Foix ?la segunda mujer de Fernando el Católico? estuvo tan liada con Carlos V ?su grandson-in-law? que llegó a tener una hija suya. Ilegítima, por supuesto. Menudo escándalo.

3. Qué requetedivertida sería hacer una macroserie europea mezclando Isabel, Carlos, Los Tudor, Elisabeth, Los Borgia y Los Borbones.

4. Cuánta historia vamos a aprender, de gratis y sin agarrar un libro, gracias a la tele y al magnífico, fuera de serie, despliegue didáctico de los chavales del transmedia de RTVE.es .

5. Aguardemos la música de Federico Jusid, que ya encandiló en Isabel y que estará al volver.

Cómo vamos a echar de menos al maquiavélico Fernando. Al mismísimo Cisneros. Y a la gran Reina y Señora de Castilla Isabel. Qué carisma, qué fuerza, qué de todo. Confesaré que le cogí un cariño especial, seguramente porque parecía una mosquita muerta que no entendía las reglas del ajedrez y acabo poniéndole los puntos sobre las íes a media Europa.

Pero cierto es que el tiempo de Isabel ha cumplido. Demos la bienvenida al Emperador.