Cada año somos menos

Cuando se silencia el griterío y la hueca propaganda que nos falta al respeto con continuas mentiras quedan los fríos números que nos sitúan ante nuestra realidad, ante nuestra miseria.

El padrón de habitantes, actualizado a 1 de enero de 2015 y que acaba de ser publicado por el Instituto Nacional de Estadística, revela que un año más (y ya no se cuantos se repiten de forma continua) hemos perdido población; en la provincia de Salamanca viven 3.200 personas menos que hace un año. La despoblación se está acelerando tanto que esta sufrida provincia tiene ahora el mismo número de habitantes que en el año 1930, año en el que vivían en España la mitad de persona que ahora (es decir, nuestro peso demográfico es la mitad que entonces); mientras que el conjunto del país ha doblado su población nosotros nos hemos quedado estancados.

Pero no basta quedarse aquí, la realidad es mucho más dolorosa, porque la pérdida de población se produce por la marcha de las personas jóvenes y dinámicas, que se van a otros sitios a buscarse la vida. Somos una de las provincias más envejecidas de España; esta es nuestra triste verdad: cada vez somos menos, cada vez somos más los viejos y menos los jóvenes, cada vez tenemos menos capacidad y dinamismo.

El espísitu sumiso de esta vieja Castilla

Me pregunto qué extraño hechizo nos ha privado de toda capacidad crítica y de rebeldía. Qué le debemos a esta política de la derecha retrógrada que hincha el pecho hablando de patria y nos condena a esta frustración. Cómo es posible que sigamos insistiendo una y otra vez en el error. ¿Qué tiene que agradecer Salamanca, o Castilla y León, a estos caciques que nos esquilman?, ¿a qué tenemos miedo?; parece que no hay forma de sacudir el espíritu sumiso de esta vieja Castilla que siempre pagó con su hambre los sueños imperialistas de los que otros se aprovechaban mientras que nosotros nos alimentábamos con la gloria, las palabras pomposas, la casposas banderas, la patria malentendida y la miseria del terruño.

Cuando el día 24 de mayo tengamos que tomar la decisión sobre nuestro futuro, deberíamos plantearnos si queremos seguir siendo los más machotes pero los más pobres, o si somos capaces de tener el valor de cambiar de verdad, de barrer las telarañas, de cerrar de una puñetera vez ese sepulcro del Cid que nos agobia, ese olor a sacristía que nos niega el aire puro, esas falsas tradiciones que nos impiden ver lo ancho que es el mundo.

Día del libro

Quizás un buen principio sea aprovechar que hoy es el Día del Libro y recuperar el placer de la lectura; estar a solas con un libro, ajeno al ruido y a la confusión, es estar a solas con uno mismo, reflexionar, conocer, ser persona. Pruébelo, lea un buen libro y asuma su responsabilidad.