En maridaje con la Avenida de Mirat, con quien enlaza, esta plaza anida una biblioteca que, a modo de semillero intemporal, da frutos en todas las estaciones. Se trata de la Biblioteca Municipal "Gabriel y Galán". En el exterior de la plaza se halla la es
No sé si a los niños de hoy nos falta un "abu" que sepa recitarnos "El Embargo" o puede ser que el "abu" sea ese joven Google, pedante sabelotodo, que a todos los niños nos acompleja. No lo sabemos. Hasta es posible que todo sea que nos falte un campo de trigos y girasoles para que podamos imaginar al "Vaquerillo". Nadie lo sabe. Sólo intuimos que, como la vida misma, tú, José María, volverás de nuevo cuando el péndulo baje.
(En la ilustración, don José María posa como guardián de su biblioteca).
PLAZA DE GABRIEL Y GALÁN
Huele a terruño,
a cabeza labrada
de voces del pueblo,
a maestro que trueca
su saber del ajeno,
al amigo rumboso
que tiró los versos
y los fuimos cursando
unos de los otros.
Allá en los rurales
días de mi infancia,
entre olores de valles,
montes, aves y vacas,
con Gabriel y Galán
comenzaba Primaria.
Hoy Gabriel y Galán,
con museo en su patria,
en Frades, una estatua
y plaza en Salamanca,
es profeta en su tierra
y quién duda su talla.
Una mácula queda
allá en los ochenta
por mor de unos vándalos
que cortaron su testa.
¿Habrá quien recuerde?
Los niños de entonces
salieron de clase
sin saber que Gagala
vivía en la piedra.
Y al grito de "mama",
o al grito de "papa",
horrorizados decían:
"a un poeta, papa,
a un poeta, mama,
en la noche pasada
le han cortao la cabeza".
(inédito)
Fernando Robustillo Rodela
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