El arte de decorar rotondas

No es fácil decidir qué poner en medio de una glorieta reguladora del tráfico, cómo decorar ese redondel urbano, en ocasiones ovalado, a modo de tiovivo en la confluencia de grandes avenidas. O en una rotonda de ésas que se suceden en las circunvalaciones de pueblos y ciudades, a menudo con salidas que se quedaron en proyecto, rumbo a rumbosas urbanizaciones que no pasaron del papel satinado de la publicidad engañosa, si bien el ayuntamiento había conseguido fondos europeos para trazar calles, salpicarlas de bancos, farolas y papeleras, plantar árboles y regarlos, disponer columpios (sin niños) y alegrar bolsillos con alguna que otra comisión.

Glorietas atascadas de coches y glorietas desiertas. Glorietas bulliciosas de uno o dos carriles y glorietas fantasmagóricas rodeadas por la nada. Glorietas en las que vive gente y glorietas que no son el domicilio de nadie. Glorietas cuya denominación apenas se conoce y glorietas con nombre popular. Glorietas de toda clase y condición que tienen en común un espacio central, casi siempre amplio, lo suficiente como para que la tierra, el cemento o el césped sepan a poco como único ocupante. ¿Sembramos unas flores? ¿Mejor unos arbustos? ¿O nos animamos con unos arbolillos? O arbolillo en singular, como en la Glorieta de La Flecha.

Salvado lo esencial, la seguridad de peatones y conductores, que una glorieta selvática no ayudaría a proteger (y haberlas haylas), queda abierto el plazo de sugerencias e ideas geniales para todo concejal y rotondólogo que desee participar. ¿Qué podemos poner además de setos, señales de tráfico, carteles con el nombre de la glorieta?? ¿Una bandera? ¿Una farola? ¿Una fuente? ¿Una escultura? ¿Un monumento? ¿Un? bombo de lotería? (¡Pobre Unión!).

En el Alto del Rollo, el Comité Consistorial de Art Rotondó no debió llegar a un consenso, y la glorieta podría llamarse Alto del Rollo, Alto de Maldonado o Alto de la Náyade de Agustín Casillas. El eclecticismo toma posiciones. Miedo me da el fondo de armario municipal, capaz de combinar ropa de verano con abrigos de invierno, y hasta el azul con el verde.