#NosQueremosVivas: Cuestión de Estado

En la última década España ha vivido más de 800 asesinatos de mujeres y 44 de menores. Nunca he visto comparecer a ningún ministro del Interior bajo revuelo de periodistas. Ninguna institución de mi país, más allá del mediático minuto de silencio, ha suspendido su actividad ni he visto a ningún presidente coger inmediatamente un vuelo de vuelta debido a la tragedia. Encerradas en las páginas de sucesos y en boca de programas matinales, no se han alzado monumentos memoriales públicos en los que se recojan sus nombres, ni he visto a ningún mandatario depositar flores envueltas en banderas en ninguna fecha especial.

800 mujeres asesinadas que no alcanzan la categoría de "Cuestión de Estado" y un país, el nuestro, en el que el asesinato de mujeres aún no cuenta con una categoría lingüística y político-jurídica, como es feminicidio, que permita, en toda su crudeza, nombrar la realidad.

Esa misma realidad por la que Naciones Unidas en las últimas semanas, a través del CEDAW, ha suspendido a España en todos los indicadores de igualdad de género: en los índices de violencia hacia las mujeres, en la equidad salarial, en la educación para la igualdad. La realidad que nos habla de cómo concebir un Ministerio de Igualdad como adorno para después eliminarlo. La realidad de que el austericidio tiene rostro de mujer y condena a la subordinación y vuelve indigna la vida. La realidad de mi país que aún no ha tenido la decencia de ratificar el convenio de la Organización Internacional del Trabajo sobre trabajadores domésticos para garantizar sus derechos económicos mínimos mientras nos despertamos cada día con una noticia de derroche de dinero público más. Mi país, que suprimió a golpe de troika la Educación para la Ciudadanía y los programas preventivos y se lleva las manos a la cabeza en este verano terrible de asesinatos que nos venden como destino al que entregarnos envueltas en impotencia.

800 mujeres asesinadas, feminicidio en España que nos obliga a afrontar que los derechos humanos en nuestro país no están garantizados y que una problemática estructural de esta magnitud requiere respuestas políticas firmes porque el hecho de que nos estén asesinando es una CUESTIÓN DE ESTADO.