Paellas, parrilladas, procesiones, pirómanos, políticos y parricidas

Es el programa de verano de los pueblos de España, a excepción de algunos lamentables hechos, incomprensibles en el ser humano, que no tienen cabida en programa de ningún género, aunque se están produciendo.

Para aquellos que se pasan la vida recordándonos el laicismo, la aconfesionalidad del Estado ? por no decir a las claras anticlericalismo ? pueden comprobar que la realidad es bien distinta: los pueblos y las ciudades no renuncian a sus fiestas, presididas todas ellas por la devoción y el patronazgo de santos y vírgenes, a quienes pasean en procesión por las calles de sus pueblos. Esta es una realidad innegable y aunque responda más a la tradición que al verdadero compromiso religioso , el hecho cierto es que no se polemiza, ni se discute, salvo aquellos ? porque tiene que haber de todo ? que echan mano de la Constitución para recordarnos que el Estado es aconfesional, olvidando que los poderes públicos tienen que tener en cuenta las creencias religiosas de la sociedad ? que también lo dice las Constitución-. Y entre paellas, parrilladas y procesiones, nuestros pueblos dan un hermoso ejemplo de convivencia y respeto a sus tradiciones, a sus creencias, ajenos a todo aquello que a determinadas ideologías les gustaría hacer desaparecer de raíz. Esta es la realidad de España, le pese a quien le pese. Y merece un respeto.

Y de fiesta en fiesta, tenemos que convivir con la plaga de los incendios por doquier. Se me hace difícil comprender y admitir que pueda haber seres tan desalmados que causen tanto daño a la naturaleza, a los animales, a las personas, a sus bienes, a los bienes que son de todos y son tan necesarios, poniendo en serio riesgo la vida de la gente y de los esforzados trabajadores que se la juegan en cada incendio. Esto no puede tolerarse y es urgente descubrir al negligente, al pirómano profesional, y actuar con toda la severidad que corresponde ante la magnitud de estos desastres.

Sería deseable que los políticos tomasen de verdad ? aunque no lo merezcan mucho ni todos ? vacaciones y que no se les oyera. Vaya trajín de verano que nos están brindando: que si cambiar la Constitución ? que no se cumple ? que si Cataluña, que si la corrupción, que si quito a este y pongo a este otro que me va mejor? ¡ Por Dios! Pero cállense por unos días y déjennos tranquilos y el país irá mejor. Que van a volver "agotaos" en septiembre y es cuando tienen que ponerse a trabajar en serio.

Los últimos sucesos, tristes sucesos, que han costado la vida de niños inocentes, mujeres, madres, no tienen explicación humana posible. Qué sociedad estamos construyendo para nuestros hijos, que no es capaz de frenar en seco tanta barbarie. ¿ Qué nos está pasando? No es posible que una sociedad moderna y más culta, como debería ser la del siglo XXI, tenga que soportar cada día alguna tragedia de este género.

El calor, que para algunos parece ser el horno que les derrite el cerebro, debería servirnos para transformar nuestros corazones y hacernos seres humanos más cálidos, más sociables, más generosos. El calor nos reúne en las playas, en las piscinas, en las terrazas, en las carreteras. Estamos juntos en esta aventura de la vida y nadie puede permitirse hacer daño al prójimo, de ninguna manera. Estamos juntos para ser mejores, porque va en beneficio de todos. Por qué no lo intentamos?