Atando cabos y mangueras

Mis dilectos lectores, vamos a hablar claro y meridiano: la pela es la pela. Mientras se recalifiquen los terrenos quemados y no se le dé la hacienda particular al señor Mas, aquí ni cesan los incendios ni las reivindicaciones independentistas, he dicho. Claro que a mí, el tema del soberanismo ya me ha dejado de tocar la moral y allá con mi sobrino que al menos tiene la suerte de saber que más allá de Tarragona hay vida inteligente. Yo estoy de vuelta al agosto desolado de la vecindad con Extremadura, mi tierra adoptiva y lo único que puedo hacer es llorar de rabia ante esta Sierra de Gata cubierta de ceniza y estos hombres malpagados y agotados que son los bomberos forestales.

Mientras existan ellos, mientras la solidaridad vecinal y el buen hacer de unos pocos entusiastas siga ahí, tenemos remedio a pesar de los incendiarios y de los que hacen leyes pensando solo en el beneficio de unos pocos, esos mismos que quizás animan a quemar y a quienes no bastará todo el fuego del infierno para castigarles.

Sí, dilectos lectores míos, mientras el legislador siga siendo un vendido y haya descerebrados que no respetan nada, ningún paraje de ninguna parte estará a salvo de la barbarie, por muchos mensajes de facebook que intercambiemos y mucha solidaridad con Gata que tengamos todos los que hemos conocido ese rincón privilegiado de Extremadura. Somos una minoría fuerte y magnífica, pero minoría, la misma que amamos la diferencia y no entendemos tanta traca para tan poca mecha, con lo divertido que es hablar en las tertulias políticas de los romances veraniegos y de la pertinaz sequía. A mí que me den un cachino de pantano y un charco natural extremeño y salmantino y verán cómo me animo a seguir escribiendo sobre frivolidades varias, que me he quedado ojibizca con tanto despliegue de vestidos de novia con la boda italiano monegasca, y yo juro que si vuelvo a casarme me estoy toda la semana cambiándome de avío nupcial y aburriendo hasta a los lectores más fieles del Hello Happy ¿Que por qué llamo así a la publicación del colorín? Porque una revista que consigue sacar serio, formal y hasta con buen aspecto a Kiko Rivera es una cosa del otro mundo.

Yo, la verdad, dónde esté un reportaje sobre las bodas carolinas o un atinado estudio de las camisetas de la Reina Letizia, que se quiten los dimes y diretes de esa finca medio maldita que es Cantora. Yo la cutrez y la bronca familiar las quiero bien lejos, que para disgustos los que me dan los políticos con sus geniales ocurrencias veraniegas como eso de reformar la constitución cuando resulta que en agosto, los únicos que están atentos a lo que pasa son los bomberos forestales.

Esos que se juegan la vida en cada esfuerzo y que no saben lo que es tener buenas condiciones laborales ni un sueldo digno. Esos, como mi hermano, que no han tenido ni una visita de la ministra del ramo, eso sí, el ramo bien requemado? y es que nos pongamos como nos pongamos, la realidad no tiene más que una cara, y esa cara está más quemada que nuestras esperanzas de cambio, afirmo. Todo lo demás, no merece ni siquiera esta columna, dilectos lectores míos.

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez