¿Es un parking de lujo el Senado?

Una pregunta muy habitual en verano es interesarse por el destino de las vacaciones. Si se elige volver al pueblo, muchas veces se trata de una forma sana de recuperar los lugares de la infancia; o si el destino será el mar o la montaña. Lo que resulta llamativo es que en esta época estival se aproveche para designar puestos en la cámara del senado. Me refiero aquellos senadores que no pasan por el filtro de la ciudadanía y los cuales no tienen la obligación de estar inscritos en las listas, es decir que su nombre se identifique en las papeletas y que todos los votantes los lean y decidan si les ponen una cruz o, en cambio, prefieren ponérsela al siguiente. Bien, pues como les decía, hay senadores que ustedes no tienen la opción de votar, un 20% de ellos son designados directamente por las Comunidades Autónomas, es decir por los comités regionales de los partidos políticos y que los parlamentos de las Comunidades aceptan sin rechistar.

Estos senadores ni siquiera han tenido que recurrir a los favores del aparato del partido para ocupar un buen puesto, por ejemplo entre los cinco o los tres primeros puestos. Se trata de una absoluta, mejor dicho absolutista, elección directa por parte de los parlamentos de las Comunidades Autónomas. Y, asómbrense, esta lista es cerrada y es totalmente legal, como se mantiene en la última modificación de 11 de julio de 2014, del Reglamento del Senado que se promulgó en 1994. De esta manera nuestra Comunidad Autónoma votó proponer directamente al veterano Juan José Lucas y a Mar Angulo, por parte del Partido Popular y, con la misma regla del juego el PSOE fue elegido para senador Oscar López. Será legal, pero también se trata de una auténtica vergüenza. Tengo amigos en el paro, uno de ellos, era un reputado biólogo que pasó de elaborar informes expertos sobre el impacto de las autovías en la vida animal, a trabajar por meses de jardinero municipal. Ustedes tendrán otros ejemplos cercanos, con nombres y apellidos, con una biografía repleta de méritos que no han servido para esquivar el paro, o para tener que pedir dinero prestado, para bajar la cabeza porque no entienden qué ha pasado para llegar a esta situación que tienen.

Y en el mismo país, en la misma época de crisis, las Comunidades Autónomas reparten el título de excelencia, que ostentan como senadores, aquellos que ni siquiera se someten al escrutinio público. He defendido hace años y lo sigo haciendo, la limitación de mandatos, máximo dos, y si han hecho las cosas bien, podrán volver a presentarse transcurrido un tiempo fuera de la esfera política. Porque de otro modo, la política deja de ser un servicio público para degradarse a una subasta de favores o lealtades a precio de coste.