Ser o tener

La sociedad de consumo en la que vivimos nos ha llevado, o nos está llevando, a un modo de existencia basado en el tener. Tener es una legítima aspiración del ser humano, pero no siempre es el mejor camino para ser feliz. Esta sociedad consumista se ha convertido en idólatra del tener y ha puesto como base de la felicidad la capacidad de poseer. Y por lo que podemos observar en tantos, no parece que disguste esta efímera y engañosa felicidad.

La crisis que venimos padeciendo ha despertado y reactivado este afán por el tener y está relegando a un segundo plano lo verdaderamente importante que es ser. Esta sociedad que, de vez en cuando, a cuentagotas, con puntualidad, tiene gestos de generosidad, se ha convertido, realmente, en una sociedad individualista, consumista, muy competitiva, egoísta , conduciéndonos frenéticamente hacia la consecución de la mera satisfacción personal.

Para muchos, lo importante en su vida es lo externo, lo que se ve a primera vista y que da o aparenta dar, una imagen de su estatus. Todo legítimo, pero todo, también, efímero, mera apariencia, caduco. Lo que tienes lo puedes perder, se deteriora, pierde valor con el paso del tiempo. Lo que eres se acrecienta, te fortalece, es eterno y no caduca, sobre todo, si lo pones al servicio de los demás.

Ser y tener son metas que todos debemos tener en la vida. Pero hay un orden para que sean más valiosos: hay que ser para hacer para tener. Si elegimos el camino de tener para hacer para ser, nada será lo mismo. Y habremos perdido el tiempo.