Una moto con mucha historia

Esta fue una moto que dio todo lo que tenía, pues no era para menos dado que el motorista, mi vecino Ramón Vinagre, ya andaba por los años 60, quizás antes, levantándose a las 4 ó 5 de la mañana para ir a Salamanca a comprar cuatro o cinco cajas de pescado, para regresar a Ledesma y, después de desayunar, ponerse en marcha para vender el pescado a base de romana por todos los pueblos de la zona de Vitigudino.

Hasta ahí todo iba bien, lo malo era en invierno cuando con unas heladas y nevadas de mil pares de narices seguía con su moto en la misma tarea que he mencionado antes, y con el consiguiente peligro que ofrecía la carretera en el estado en que se encontraba. Así que había días en que el bueno de Ramón llegaba a casa con la cara como un carámbano, y aterido de frío, pero no le quedaba mas remedio y, despues de calentarse en la lumbre y tomarse un café bien calentito, emprendía el camino que antes he dicho.

El milagro vendría unos años más tarde cuando con su esfuerzo y tesón había ahorrado lo suficiente para comprarse un coche Dos Caballos, muy clásico en aquellas fechas, y que para él era como ver el cielo. Ya con 8 ó 10 años éste que os habla le acompañaba los días que no teníamos escuela, y a la voz de pescado fresco y tocando la bocina, iba dejando las cajas vacías para regresar a Ledesma y en la camilla contar el dinero y apartar parte, para al día siguiente volver a la tarea. Buenísima familia los Vinagre, mis vecinos. Un ejemplo de tesón y valentía a seguir.

Texto y foto: Monette González