En nombre del empleo

El paro en junio bajo y la afiliación a la seguridad social creció, pero si nos ponemos a analizar las estadísticas podemos encontrarnos con muchas sorpresas, sobre todo, cuanto se trata de engañar y manipular comparando las cifras de afiliación a la Seguridad Social con el empleo. Son estadísticas que aparentemente son iguales pero reflejan realidades diferentes porque miden distintas variables difíciles de comparar. La relación de la bajada del número de parados no significa solamente, que se cree empleo, sino que guarda también relación con el constante descenso de la población activa, mucha gente desanimada se borra de las listas en las oficinas de empleo y otras abandona nuestra provincia para buscar trabajo en otras ciudades o países. Es una realidad que la población española residente en el extranjero ha aumentado más del 40% según los datos del INE, y también que el paro desciende en verano apoyado por la temporalidad.

El poco empleo que se crea en Salamanca es precario y de mala calidad. Son poco los empresarios que entienden el proyecto empresarial como fórmulas de cooperación y participación de los trabajadores, la realidad nos muestra a empresarios que potencian la economía sumergida como práctica empresarial de reducción de costes y el incumpliendo de todas las obligaciones fiscales y sociales, en algunos casos, en connivencia con el trabajador, jugando con la necesidad de éste para llevar unos euros a casa. Otros, reaccionan frente a la competitividad con pasividad, degradando las condiciones laborales ante la falta de calidad de sus productos o servicios, potenciando precariedad laboral con bajos salarios y riesgos laborales. Pero mientras esto ocurre en la empresa privada, también la precariedad se ha disparado en la Administración Pública, a través de interinidades, contratos mercantiles y fórmulas temporales de prestaciones de servicios.

¿Vale todo en nombre del empleo? Seguimos renunciando a derechos, aceptar contratos de media jornada trabajando 10, trabajando gratis ante una expectativa de contrato, contratos precarios y sin futuro en un mercado laboral informal y sin control donde la ética y la moral se ha perdido. ¿Dónde está el límite?

Estas políticas de precariedad en nuestro mercado laboral no son casuales, están apoyadas por reformas laborales, que supone un modelo de crecimiento basado en bajos salarios, y empleo precario y que ponen de manifiesto la incompetencia y fracaso de éste gobierno en materia de empleo. Pero el problema del empleo se debe abordar también desde nuestras instituciones locales y autonómica que deberían hacer del empleo el centro y objetivo número uno de todas las políticas y comprometerse con los problemas que verdaderamente padecen los ciudadanos de Salamanca. Es una irresponsabilidad que el Gobiernos del Ayuntamiento se niegue a constituir una mesa por el empleo y también que los empresarios salmantinos no se pongan de acuerdo en su organizaciones internas perdiendo energias en peleas absurdas y guerras de poder en vez de aportar soluciones a la elconomía de nuestra provincia.

Está claro que los únicos que no ven la situación tan crítica son nuestros políticos y empresarios, no quieren una provincia con actividad, impetuosa y dinámica, sino una sociedad anodina que se pueda manejar.