Cien días es demasiado

Esto último dio lugar a pensar que Borges pudiera tener celos de "Gabo", algo impensable en un escritor de su talla, pero son esos titulares jugosos que hacen correr ríos de tinta. Y es verdad que el ser humano es contradictorio por naturaleza, pero un escritor de la categoría de Borges lo podía ser porque le daba la gana, por sacudirse las moscas o por ofrecer un titular ingenioso.

Así que apoyados en esta anécdota de Borges, aunque de manera más doméstica y sólo sea porque también hayan corrido ríos de tinta, nos vamos a referir de pasada al "escritor" señor Zapata, un hombre que ni siquiera superó la prueba de "twiter" y, sin embargo, ahí está de concejal en Madrid gracias a la señora Carmena, una mujer que, muy en alcaldesa, a los cien minutos de su nombramiento se dio cuenta que no debía dar una alegría a los críticos con la dimisión del edil, pero también, muy en jueza, fue consciente de las necedades que pueda decir un loro a lo largo de 140 caracteres, hecho por el cual lo apartó de la concejalía de Cultura y le mandó a leer a otra concejalía.

Un gesto que nos remite de nuevo a García Márquez y "Cien años de soledad", y recuerda, así, a botepronto, que "cien días de cortesía", con los que se gratifica a los políticos para que prueben las poltronas, nos parece exagerado, por lo que un servidor, plagiando a Borges, piensa que con cincuenta días sería más que suficiente.

¿Quién se sacó de la manga lo de los cien días? No todo el mundo está obligado a memorizarlo, pero tuvo un comienzo en la Historia y digamos que esa tradición de los cien días fue un mérito del presidente Roosevelt al llegar al poder en 1933 y tomar un país arruinado por la "depresión" del '29, por lo que el gran estadista demócrata conminó a la oposición republicana a no realizar críticas que perjudicaran la acción de Gobierno. Una petición totalmente justificada que dio tranquilidad a Roosevelt, quien propuso un ambicioso proyecto de reformas para su aprobación en el Congreso, con tal patriotismo como respuesta que se llegó a decir que los legisladores "habían olvidado ser republicanos o demócratas".

Aquello fue una excepción en la Historia, pero hoy todo es distinto, el año 1933 queda muy lejos y con los servicios digitales con los que cuentan los políticos se pueden abreviar los tiempos. Además, en España, en la actualidad concurren circunstancias especiales como las elecciones generales de final de año, y una demora de cien días o tres meses en realizar oposición o crítica es imposible de respetar cuando, en un símil ciclista, luchan cuatro equipos por el primer puesto de la General.

Hoy martes, 14 de julio, se cumplen cincuenta días desde las pasadas elecciones y una vez que se han negociado sueldos y dietas de los regidores sería deseable que los ayuntamientos comenzaran a explicar también qué rumbo han tomado esas medidas que llevaban los partidos en sus programas. Por ejemplo, deberían dar las cifras del empleo prometido y creado hasta estos momentos, pues para los parados cien días sin leche es una eternidad y en cincuenta días, con una sola orden, ya se podían haber limpiado parte de las riberas de los ríos.

Si les vale de algo, para que vean que no existe ningún tipo de acritud y se espera mucho de ustedes, señores concejales, en sólo ochenta días Julio Verne (Willy Fog) dio la vuelta al mundo.