Arañazos en rodillas reales

Aunque ustedes no lo crean, dilectos lectores, soy una tipa muy seria que en verano hace de estricta gobernanta en mi particular colonia de vacaciones llena de sobrinos devoradores de Nutella y de toallas de piscina que apestan a cloro. Ya ven, mis propósitos de escribir un best seller erótico festivo o un ensayo sesudo chocan con la lista de la compra, sin embargo no todo es fregar platos y enfriar botellas, por eso me niego a reiterar mis preocupaciones por la deuda griega, por los fuegos forestales que apaga mi hermano el bombero, por los accidentes de coche, las negociaciones con Irán y hasta esa lacra medio nazi en nombre de Dios que se llama el Estado Islámico. Estos no respetan ni el Ramadán y a este paso van a seguir amenizándonos los telediarios con barbaridad y media, claro que ante el horror, la imagen del Papa Francisco visitando cárceles y yéndose de paseo a países que parecen tener la violencia en el ADN es sumamente esperanzadora. En nombre de las religiones se arrasa todo, como en nombre de ese neoliberalismo mal entendido que nos va a dejar al común de los mortales al arbitrio de las grandes corporaciones económicas. Ya ven, en el fondo, soy una tipa seria, comprometida y concienzuda.

Tan seria que me río del mesianismo personalista de Pablo Iglesias ?el nuevo- incapaz de ceder ni un ápice de protagonismo. Creo que por eso cortó con Tania, porque la dama era de armas tomar y le podía hacer sombra en los papeles. Está el amigo de Podemos un poco cabreado con esto de las candidaturas diverxas, sin recordar que así empezó él. Claro que eso de la disgregación de la izquierda viene muy bien para que los partidos de siempre se recuperen del batacazo, incluso con nuevo logo y Rajoy sacando números a paseo, que a este paso hasta me sube el sueldo para pedirme el voto. Nada, que nuestro Pablo no es tan asambleario como parece, ni en las distancias cortas con Garzón, y aunque uno se esperaba este ramalazo protagónico, coincidan conmigo que es una pena no verles de cañas a los dos dirigentes. En fin, la imagen del verano no será esta pareja en una terracita, ni siquiera Leonor tostándose en Mallorca, para mí la imagen del verano es la del inglesito George en el bautizo de su hermana, con cara de príncipe destronado, modelito retro y unas rodillas adorables llenas de moratones y de arañazos. Niño al fin, este heredero del más rancio abolengo seguro que se la vive revolcándose por el suelo y persiguiendo a los corguies de su bisabuela, la reina de Inglaterra quien no suelta la corona ni así se muera Carlos de aburrimiento asistiendo a fiestas de Porcelanosa. Qué quieren que les diga, seré muy seria y muy formal y una estricta gobernanta, pero denme una cuantas páginas de familia real inglesa y me olvido de tantas atrocidades, tantos números en griego y tanta devastada imagen de campos yermos. Lo mío, decididamente, es hacerles la competencia a los redactores de Hola y pegarle a la cerveza mientras espero que el autónomo de mi chico se gane la vida en el duro banco de la galera turquesa. El verano es lo que tiene, nunca sube el termómetro a gusto de todos, afirmo.

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez