Bajo el cielo de estrellas en un campamento saharaui

La Asociación de amigos del pueblo Saharaui de Salamanca, AMPUSASA, son los invitados a la terraza del Hotel Palacio de San Esteban para contarnos las historias fascinantes del desierto.

Desde hace 19 años la Asociación está trabajando y colaborando con los campamentos del pueblo Saharaui.

Nines Cubas, Ángeles Gutiérrez y Joaquín nos relatan historias reales de su vida, Historias que logran sensibilizar a la sociedad e implicar a sus más de sesenta socios para apoyar a una población, que más que necesitar nuestra ayuda, ofrecen sabiduría en valores como la generosidad, el respeto y el agradecimiento. No tienen apenas comodidades y sin embargo son felices, alegres y lo más fascinante es que lo contagian.

Los niños que todos los años vienen a nuestro país y se convierten en otros miembros más de las familias, cuando regresan se llevan parte del corazón de quienes les dan todo con amor.

Nines y Ángeles nos cuentan su primer viaje al campamento de sus niñas de acogida. El brillo de sus ojos al recordar este viaje hace que los que escuchamos en la terraza sintamos una gran emoción.

Llegaron al campamento a las tres de la mañana, en un autobús con ventanas de cartón, con siroco. No veían nada, todo estaba envuelto en arena. Las condiciones eran impensables para nuestra sociedad, pero el reencontrarse con su niña de acogida que sufría Polio y el recibimiento de la familia, borró de la cara de Ángeles todo el cansancio y el sufrimiento del viaje.

A los pocos días se reencontró con Nines, que residía en otro poblado y disfrutaron de unos pasteles que la familia había ido a comprar a tres horas de viaje para agasajarlas.

Las comidas especiales con ingredientes extraños como entrañas de camello, les resultaron muy exóticas y difíciles de de aceptar a primera vista, pero sin embargo es de los manjares más especiales que les podían ofrecer.

Ángeles y Nines nos dicen que realmente recibieron más que dieron, a pesar de ir cargadas de equipaje desde España recogido para ayudar en las necesidades básicas.

Como nos relatan la experiencia cambia la vida. Después de convivir en el campamento, teniendo por techo las estrellas del desierto, con apenas comida y agua, piensas que si realmente esta situación es justa.

Joaquín nos habla de los proyectos de cooperación que son muchos a lo largo de estos años de existencia de la Asociación, pero destaca el de la compra de cabras. Consiste en recaudar fondos para adquirir cabras que se reparten a las familias más necesitadas para ayudarlas a sobrevivir.

Él ha realizado unos quince viajes y en muchas ocasiones en solitario. Como dice él - "voy cargado de maletas y vengo repleto de vivencias."

Podríamos estar bajo las estrellas de la maravillosa terraza del Hotel Palacio de San Esteban, toda la noche y las experiencias de los miembros de esta Asociación no terminarían.

Felicito a todas estos miembros que cada año acogen niños que vienen a llevarse lo mejor de las familias españolas, pero que dejan su amor, sonrisas, costumbres y valores como el de la amistad.

Conocer a personas como Ángeles, Nines, Joaquín y Antonio que abren su caso, pero sobre todo su corazón a las personas desfavorecidas en lo material, pero no en lo humano, es un gran orgullo.

De esta historia de terraza me quedo con el valor, la valentía para afrontar las situaciones difíciles de este pueblo que sufre escasez de medios, pero que son ricos en ofrecer lo mejor: Su corazón y amistad.

Fotos: Pablo de la Peña