El pueblo griego vence al miedo

El resultado del referéndum celebrado en Grecia, en el que de forma mayoritaria los ciudadanos griegos han respaldado al gobierno en su actuación negociadora con la denominada "Troika", continúa siendo el gran tema de debate de toda Europa, ante el que nadie es indiferente.

Y es que la importancia de lo que está ocurriendo en Grecia va mucho más allá de una cuestión puramente económica o del tira y afloja propio de las negociaciones que se desarrollan entre los representantes de los gobiernos (que es a lo que en realidad se reduce la Unión Europea, cuyas instituciones siguen sin servir para nada, las decisiones se toman por algunos líderes de algunos gobiernos, que además actúan al dictado del poder económico y no de lo que quieren sus ciudadanos). Lo que está ocurriendo es que por primera vez en mucho tiempo unos ciudadanos están siendo capaces de decir no, están dejando de aceptar de forma acrítica todo lo que se les impone y están poniendo en la picota al orden establecido.

Por eso los representantes de los poderosos no pueden dejar que el pueblo griego salga adelante; la situación económica podría arreglarse con una cierta facilidad, el peso de la economía griega no es tan importante y bastaría una actuación decidida del Banco Central Europeo para solucionar el problema de la deuda. Lo que no quieren es que se ponga en cuestión su autoridad, que se pueda pensar que existen alternativas, que los ciudadanos llegue a la conclusión de que no es cierto que la única salida sea la que nos quieren imponer; por eso van a intentar machacar al pueblo griego, no les importa el sufrimiento de las personas, solo les importa que no surjan grietas en su chiringuito.

Como ya no tienen argumentos están recurriendo al miedo, amenazando con males terribles si no se aplican sus políticas (que son las que han producido verdaderas tragedias), y nos advierten del peligro de lo que ellos llaman "populistas" y "extremistas". Y es muy difícil sustraerse a ese miedo, asumir la libertad de decidir y enfrentarse al orden establecido, sacudirse el espíritu servil.

No sé como acabará la lucha del pueblo griego, su situación es realmente difícil y su futuro incierto; pero ya han dado el primer paso, se han sacudido el miedo, han preferido la dignidad a la sumisión, y cuando un pueblo pierde el miedo puede ser imparable, y esto es lo que verdaderamente está en juego en toda Europa, debemos elegir entre ser ciudadanos libres o sumisos resignados.

Fotografía: El Norte de Castilla