Vivir los sueños

A pesar de seguir cumpliendo años sigo teniendo sueños, algunos más alcanzables que otros, y espero tener siempre un sueño que motive cada despertar de cada día.

Lo que sí es verdad es que he ido perdiendo la capacidad de vivir los sueños, de que la propia imaginación me sirva para vivir como real aquello que tanto deseo, cosa que si hacía de niño. No sé si eso es señal evolución o involución, supongo que el paso del tiempo resta intensidad al mundo imaginario para dárselo al real, al objetivo, que deshace nuestros sueños en demasiadas ocasiones y nos deja vivirlos en muchas menos de las desadas.

Esta pasada semana llevaba a mi hijo a su primer día de campamento de fútbol, deporte que le apasiona, y a pesar de que no compartimos esa pasión si me hace compartir sueños, sus sueños se convierten en los míos y ojalá pudiese vivirlos como él los vive, intensamente, como si ya fuesen una realidad, y así me lo explica comenzando con "te imaginas papá que?", y mientras relata lo que pasa por su mente su cara se enciende como si ya estuviese pasando, viviendo su sueño sin esperar a que el futuro lo haga realidad, él mismo lo adelanta para vivirlo ahora,..., ¡qué inteligente!

Me pregunto si cuando tienes una edad no se puede soñar sin echar la primitiva, a veces no reconozco cuáles son mis sueños y cuáles son los que, sutilmente o no, me han ido imponiendo, desdibujando alguno de mis verdaderos deseos.

El paso a la madurez supone muchas ganancias y también supone pérdidas, como todos los cambios que vivimos en esta vida, pero si hay cosas recuperables yo quiero reaprender a vivir los sueños.

Con los niños pasa muchas veces, en lugar de enseñar, se aprende, ¿no cree?