Enseñanzas
El analfabetismo político que imposibilita leer el mensaje de las papeletas y la sordera social que impide oír al pueblo, determinan el fracaso electoral.
Los resultados de las pasadas elecciones permiten a los políticos sacar enseñanzas que les serán muy útiles para los próximos comicios generales, si quieren mejorar los resultados o recuperar el poder perdido. Algo que no conseguirán unos ni otros si el analfabetismo electoral les impide leer el manual del pueblo; la sordera social bloquea sus tímpanos impidiéndoles oír las peticiones ciudadanas; y mantienen su convencimiento en la idiocia colectiva.
Aceptando como posible que los nuevos dirigentes asentados en poltronas no sepan qué hacer, sería inadmisible su ignorancia sobre todo aquello que no deben hacer a partir de ahora, porque el mensaje popular en las urnas ha sido claro, rotundo, contundente y al alcance del más tonto de sus militantes.
Pero como no faltarán asesores que asistan a despistados dirigentes con desafortunadas asistencias, conviene advertir a los neófitos sobre las cosas que no deben hacer, para evitar un descalabro y ser devueltos al anonimato tras los comicios generales que están asomando la patita por debajo de la puerta.
Los nuevos gestores han debido aprender que los españoles valoramos más la vida cotidiana en los mercados de abastos, supermercados y ultramarinos domésticos, que el éxito macroeconómico, porque estamos más pendientes de nuestro monedero que de las cuentas del Estado.
Los principiantes han debido aprender que es muy difícil confundir a la gente, porque la inteligencia colectiva no se deja embaucar con manipulaciones informativas, por muy discreto que sea el control ejercido sobre los medios de comunicación.
Los debutantes han debido aprender que prometer lo que de antemano se sabe imposible de cumplir, es insultante, antidemocrático, decepcionante y denota mala educación, escaso gusto, poca sensibilidad y nula empatía con los vecinos.
Los novatos han debido aprender que la prepotencia y el desprecio a los ciudadanos por parte de quienes ejercen el poder contra los votantes que se lo entregan, puede desterrarlos a las tinieblas políticas, donde solo se oye llanto por la frustración y doloroso crujir de dientes por la derrota.
Los primerizos han debido aprender que los votantes otorgan la confianza en las urnas, pero no ponen en manos de los vencedores un cheque en blanco para que campen al antojo, porque quieren ver atendidos sus deseos cuando salen a la calle con pancartas.
Los bisoños han debido aprender que limitar las libertades, amordazar la palabra, poner cruces en la frente de los disidentes y señalar públicamente con el dedo a los librepensadores, conduce a la rebeldía de los estigmatizados y de sus seguidores.
Los novicios políticos han debido aprender que el engaño institucional despierta la conciencia de los votantes dudosos, alerta el entendimiento de los indecisos y moviliza la voluntad de los abstencionistas contra quienes pretenden insultar su sentido común.
Los noveles administradores han debido aprender que los contenedores de basura y la pobreza infantil cierran las vías de agua por donde pretendan escaparse quienes enarbolen la bandera de las grandes cifras económicas, porque gobernar es mejorar la vida cotidiana del pueblo.
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