Concurso de música

Antes de todo, mi felicitación para la joven clarinetista Sandra Castaño por su merecido premio del domingo. Sandra ganó el pasado domingo con toda justicia el premio del I Certamen de Jóvenes Compositores Ciudad de Salamanca con la obra "Steam Powered Heart", magníficamente interpretada por la Joven Orquesta Ciudad de Salamanca. Y recibió los aplausos de un público entregado que casi llenaba el CAEM, además de un diploma y un cheque por valor de seiscientos euros. Y aquí está la cuestión, en los seiscientos euros del premio.

En estos tiempos seiscientos euros parecen un pastón (y a lo mejor lo son, según y cómo). Pero a mí (y algunos más) nos parecen escaso premio para compensar un esfuerzo que se puede considerar bastante grande. Y hay que valorarlo pobremente en comparación con otros concursos al uso de literatura o de plástica dotados más exageradamente. La obra de Sandra (de unos quince minutos de duración) para una orquesta de cincuenta músicos, supone un esfuerzo creativo grande y meticuloso. De estupenda profesional. No es precisamente como improvisar unos sones charros con gaita y tamboril o rasgar una guitarra para ver qué sale. Invito a quien esto dude que escuche la versión orquestal de la pieza de Sandra.

Una de dos, o están muy valorados todos los concursos de pintura y literatura de cualquier ayuntamiento e institución (y ese campo me lo conozco bien), o en exceso devaluada la música. Pero algo anda mal. De todas las artes quizás sea la música la más excelsa, la más completa. Por la concentración emotiva, el rigor en el orden y la armonía, y la complejidad de su estructura y contenido (y hasta de la interpretación). No hay manifestación artística que se le pueda aproximar. Y vuelvo a invitar a quien de esto dude a que asista a cualquier audición de alumnos (o profesores) en cualesquiera de los dos conservatorios que aquí tenemos y analice cuanto esfuerzo hay detrás.

Lo dicho. Enhorabuena una vez más y muchos éxitos para la exultante juventud y profesionalidad de Sandra Castaño. Y que nuestro recién estrenado ayuntamiento se estire algo más en futuros premios para la música. Sería de justicia hacerlo.