Pisos de estudiantes

En estos días de finales de junio, muchos estudiantes recogen sus equipajes y enseres personales y abandonan el piso donde han vivido todo el curso. Algunos optan por cambiar, otros continúan en el mismo, pero no quieren abonar el alquiler de verano y lo tienen que desalojar.

Los que han decidido irse al extranjero con una beca de Erasmus, también tienen que dejar la casa.

En definitiva estas fechas son de muchos cambios y traslados.

Unido al estrés de los exámenes, los estudiantes se enfrentan a dejar vacío el piso donde han vivido durante nueve meses. Tiran toneladas de basura y utensilios. Si paseamos por la calle vemos al lado de los contenedores todo tipo de objetos.

En la mayoría de los contratos se exige dejar la vivienda en excelentes condiciones, es decir como lo encontraron cuando empezaron a habitarlo, pero la realidad es que no sucede esto. Los propietarios encuentran casas con desperfectos, electrodomésticos que no funcionan, cocinas que desbordan de grasa y las paredes acribilladas de agujeros.

¿Qué está sucediendo? ¿Dónde está la responsabilidad de estos estudiantes?

Yo me pregunto si estos son los futuros médicos, abogados, profesores, ingenieros?. que formarán nuestra red social en muy pocos años.

Seguramente las familias de todos estos jóvenes no viven en las condiciones en la que lo hacen sus hijos.

Convivir en un mismo espacio no es fácil, por eso es muy importante marcar unas reglas y normas de convivencia que repercuta tanto en la limpieza como en el respeto por los demás, incluyendo aquí a los vecinos de escalera, en que en ocasiones aguantan lo indecible. Ruidos de fiestas hasta altas horas de la madrugada o música elevada.

Salamanca es una ciudad en la que el negocio de alquiler es muy rentable, por tanto debemos cuidarlo entre todos. También por los propietarios. Atender a los estudiantes facilitándole las viviendas con los servicios y mobiliarios adecuados.

Desde estas líneas animo a los estudiantes que viven en pisos que por favor lo hagan de manera civilizada, sin dañar los derechos que tenemos todos como personas.