Llega el verano

El verano es tiempo de calor. Pero, sobre todo, es tiempo de descanso y tiempo de nuevas experiencias.

Frente al calor, poco podemos hacer, fuera de retirarnos al mar o a la montaña, o buscar países u horizontes de temperaturas inferiores, incluso en el hemisferio sur, el contrario al nuestro del norte.

Para el descanso, lo primero que hace falta es disponer de tiempo de vacaciones o de suspensión del trabajo ordinario que nos obliga a lo largo de todo el año. Y eso para los que tenemos la suerte de poder disponer de trabajo remunerado o productivo. Otra cosa bien diferente es la de aquéllos que todavía no gozan de tal trabajo con ingresos, mínimos al menos, para poder sobrevivir. Se trataría de unas vacaciones perpetuas y obligadas.

Pero para el que tiene la suerte de trabajar, le viene muy bien interrumpir el trabajo ordinario y disponer de un tiempo libre, que le ayudará luego a reiniciar el trabajo con más entusiasmo ilusión e interés. Viene bien para el que trabaja interrumpir la obligación pesada del cada día y disponer de un tiempo de descanso que se puede aplicar del modo que mejor a cada uno le sea posible. El ser humano necesita tiempos festivos y de reposo para valorar más y hacer rendir mejor el tiempo de realización laboral.

El tercer punto a considerar es el de ser un tiempo de las nuevas experiencias que se pueden realizar en este tiempo de verano, precisamente porque se dispone de un tiempo libre, y es más fácil viajar y asistir a encuentros de formación, de investigación, de información o nuevos conocimientos, de convivencia con personas que gozan también de posibilidades y disposiciones para gozar y compartir este tipo de nuevas experiencias. En ese sentido, el verano puede ser también un tiempo propio para enriquecerse e incluso para colaborar con otros que también estén en búsqueda de nuevas experiencias o vivencias, físicas o de estudio del espacio o de nuevos lugares con nuevas plantas, flores, frutos, etc. O bien con experimentación de encuentros y acontecimientos de tipo social, que nos ayuden a conocernos mejor y a compartir puntos de interés común.

Es verdad que, a un buen número de personas, el presente verano no les va a dejar mucho tiempo de descanso. Me refiero a los que han encontrado ocupaciones nuevas de tipo político o de servicios municipales o regionales, reflejo de las recientes elecciones a tal fin realizadas el pasado 24 de mayo. Esos mismos y otros muchos tendrán que emplearse a fondo también en la preparación de las próximas elecciones generales previstas para finales de año, que es como decir para mañana mismo. Y eso sin contar con las previsibles elecciones catalanas de noviembre que, en principio, parecen inevitables.

Y todavía otros sobresaltos del euro, de las relaciones tensas con el mundo de los griegos, o de la inestabilidad político-social del Reino Unido, que plantea discutir unas nuevas condiciones de relación con el resto de los países europeos.

¿Tendremos la suerte de poder descansar y dedicarnos a vivir nuevas experiencias en este incipiente verano, que nos enriquezcan de cara al nuevo curso, que pronto nos volverá a comprometer en el empeño diario de nuestro trabajo común, si es que disponemos de él? El verano, y sobre todo el descanso o las vacaciones, resultan demasiado cortos, y pronto nos veremos obligados a volver a la rutina del quehacer de cada día. Buen verano.