Flores de cuneta

Como buena frívola que soy, todo el mundo está esperando que escriba sobre la Presley y no sobre los avatares de Manuela Carmena ni de Colau tratando de cambiar la forma de gobernar y de lidiar con la las esperanzas de tanta gente que quiere otra manera de hacer política. Mientras, en Estados Unidos un chavalín se pone a dar tiros, en Grecia el cinturón no tiene más agujeros que apretarse y hasta Lagarde hace bromas con eso de que es la jefa de los criminales de guante blanco de la política monetaria. Mucha tela? sin embargo, como los españoles tenemos ese punto de sainete y astracán que tanto nos gusta desde los Pasos de Lope de Rueda, nos sentamos en una terraza a estrenar el verano y a hablar del escritor este que tanto critica la banalización de la vida moderna y que nos ha salido con una historia tan banal como inesperada. El viejo conquistador que arrincona a la propia de toda la vida y se lanza cual adolescente ruborizado en portada a por la pieza más joven y deseable, esa que alicata cuanto toca. Ya ven, y es que no puedo olvidarme de un comentario que me hizo el fallecido escritor colombiano Álvaro Mutis hablando de las veleidades presidencialistas de Vargas Llosa, "Hija mía, en algunos casos, la inteligencia no es bastante". A Mutis, a quien la historia tras la caída de Bizancio a manos de los turcos le aburría soberanamente, le parecía una estupidez manifiesta eso de postularse a presidir el Perú con todo y Patricia Llosa de primera dama, y habría que ver qué se le ocurría decir ante semejante dislate? aunque seguro que se hacía eco de su amigo García Márquez y afirmaría que Vargas solo se casa con gente de la familia. Pero claro, hay excepciones que rompen la regla, por eso estamos todos esperando la tercera salida, que esto es un paso medido de procesión que no va por dentro, sino en plena portada de kiosko para solaz de los paseantes veraniegos.

A mí que me disculpen, pero ni la crisis griega ni los muertos del Mediterráneo, ni los cambios de despacho, ni las alianzas contranatura, a mí lo que me da un morbo infinito es pensar si a la recogida del Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, el peruano se trae a la china, con lo mal que le sentaron los orientales por aquello de Fujimori. Pero ya ven, a veces uno se olvida de todo y tira la casa por la ventana, la edad, el miedo al qué dirán, y hasta los haberes que se queda la propia para que no proteste ni escriba un libro con la versión de la abandonada. Que no, que la vida son cuatro días y a Vargas no le da ya mucho para alargar el cortejo, no, y a Electra no le sienta bien el luto. Independientemente de que todo esto sea un drama familiar de dimensiones épicas, hay que reconocer que los hispanoamericanistas nos estamos muriendo de la risa y que acabaremos acudiendo al Sálvame para dar un poco de caché al asunto y hacer un comentario sesudo de La tía Julia y el escribidor. Incluso puede que Tamara escriba una apostilla sobre la prima Patricia y entonces todos contentos, pasar por caja va a ser mucho más rentable y a vivir que son dos telediarios. Que se lo digan a la parte agraviada y que me expliquen cómo la literatura da para tanto patrimonio. Uno, felizmente, nunca deja de sorprenderse, y por cierto, a mí tanto candidato a presidir el gobierno que se postula de forma individual y no como cabeza de un proyecto común me resulta muy atrevido. Ya ven, frívola y todo no pierdo detalle.

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez