Arte

Dícese de la manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. Virtud, disposición y habilidad para hacer algo.

Y algo se hizo, o se interpretó, o alguien tuvo una visión sobre algo, lo cierto es que una mochila usada, apoyada contra una columna pasó, por obra y gracia del entorno, de ser una mochila usada apoyada contra una columna, a formar parte de una exposición dadaísta, susceptible, por tanto, de multiplicar por n su valor real, y de ser fuente de especulación sobre el devenir de la existencia humana.

Todo empezó cuando una panda de amiguetes se fue a Madrid a pasar un fin de semana de los de panda de amiguetes, es decir, vaqueros, mochila, pensión con camas supletorias y cuatro duros, perdón, euros en el bolsillo. Llegaron temprano a Atocha, y para aprovechar el soleado día de invierno se acercaron al Retiro, por dar una vuelta, antes de llegarse a la pensión para dejar los bultos. Los dioses fueron propicios porque, aparte de hacer un día radiante, tropezaron con una exposición sobre el dadaísmo en el palacio de cristal. Como varios de los chavales eran estudiantes de arte, se pusieron como locos, y entraron en ese espectacular estuche de cristal para disfrutar de la muestra. Eran de los que veían las exposiciones despacio, parándose en cada objeto y meditando sobre la visión personal que había llevado al autor a envolver una bicicleta en papel de embalar, entre otras cosas.

El tiempo pasaba y las mochilas pesaban. Había poca gente, así que uno de los chicos decidió dejar su mochila en el suelo apoyada contra una de las columnas de hierro que soportan el cristalino edificio, lejos de los objetos expuestos. Siguieron con su recorrido echando un ojo de vez en cuando hacia la mochila abandonada, no porque contuviera nada de valor sino porque era suya.

En uno de esos vistazos observaron a dos personas que se paraban delante de la mochila y la miraban. Luego se aproximó otra, y otra más. Los chicos se acercaron al grupo de mirones pensando que se la habrían abierto, o robado, o roto?Deducción incorrecta, la mochila estaba tal y como la habían dejado, solo que ahora formaba parte de la exposición. El público la miraba, meditaba sobre su significado y se preguntaba dónde estaba el cartelito con el título, autor y fecha de creación. El dueño de la mochila, pidiendo disculpas, se agachó a recogerla, evidentemente no había sido buena idea dejarla allí. Peor idea fue recogerla. La gente le gritó que eso no se tocaba, que qué pretendía, llamaron al de seguridad y casi forcejean con el chico para que devolviera tan valiosa expresión artística a su lugar. Cuando llegó el guardia de seguridad el dueño de la mochila tuvo que dar muchas explicaciones y describir con todo lujo de detalles lo que había dentro. Por fin el vigilante se atrevió a abrirla, devolviendo aquel humilde objeto a su dueño, a su naturaleza de utensilio, cuando dos segundos antes había sido una obra de arte.

No somos nada.