…Y llegó la calma
Una vez más la madurez del pueblo ha propiciado una alternancia modélica.
Hemos de confesar que algunos pactos ocurridos en estas últimas elecciones municipales y autonómicas nos han sorprendido, y lo han hecho porque se han establecido algunos acuerdos con programas muy distintos, cuando no contradictorios. Es evidente que los tripartitos, cuatripartitos y pentapartitos tandrán muy difícil la acción gobernar y gestionar los ayuntamientos y comunidades en que así ocurra; les deseamos suerte y toda clade de venturas, porque su acierto irá en beneficio de todos los ciudadanos de su circunscripción de gobierno, sean éstos del color que fueren.
Pero también ha habido fuertes luchas personalistas por acupar el poder por el poder, siendo el caso más destacable el producido en la Comunidad Valenciana, donde la señora Oltra y el señor Puig han mantenido una intensa y vehemente lucha por la presidencia, decantada finalmente por este último, si bien bajo la supervisión nada desdeñable de Compromis y entregando a los nacionalistas excluyentes el gobierno mucipal, y es que el poder es muy atractivo.
Otra cosa muy distinta es aplicar los programas que se han venido publicitando durante estos días y que pueden admitirse en la verborrea que se produce en las campañas electorales, pero que, en muchos casos son imposibles de realizar, unos por falta de competencia, cual es la constitución de una agencia tributaria propia; otros por carecer de la legalidad necesaria, cual es la creación de un banco nacional; y otros por falta de liquidez como sería la utopía de una renta de subsistencia para todo, y no digamos aquello de que desaparezcan las hipotecas...
Reiteramos nuestros mejores deseos para los gobiernos autonómicos y municipales esperando que, una vez llegue la calma, las aguas transcurran plácidamente sin tener que echar a Ada Colau por sus incumplimientos y llamado de tú a Manuela Carmena cuando arregle "lo mío".
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