Tules y bastones de mando

Entre el cetro de la Colau y el ramo de novia de la princesa sueca no sé con qué instantánea quedarme? y es que la actualidad estos días nos ha dado muchas alegrías. Entre la panza de Susana de Andalucía, aunque sea Ciudadana, el alcalde milagroso de Zamora, la melena de Carmena y la muerte de Zerolo, uno se pregunta por qué Noos gustarán tanto las princesas rubias cuando son niñas ?luego de mayores se lían a defraudar a Hacienda y ya no molan nada-, los bodorrios con moñámenes imposibles y hasta las sorpresas que nos da la vida, porque yo el matrimonio de Vargas Llosa a estas alturas ya lo creía pétreo cual Nobel. Y es que un tipo al que la parienta le lleva por el mundo de la brida, haciéndole las maletas y cuidándole la agenda, acrecentando su patrimonio y recordándole que es mortal, pues mire, agradecido debería estar? pero claro, la imagen del papel couché es pura fachada y resulta que no hay tanto amor y que al señor le gusta el recambio en forma de gheisa filipina. No hay color, y ya me relamo de gusto pensando en las entregas de doctorados honoris causa que le darán al peruano con la señora de porcelanosa sentada en primera fila babeando de gusto. Qué quieren que les diga, a mí los cortes de pelo de Letizia y las sorpresas amorosas de un escritor al que admiro como autor y cuestiono como político me dan mucho juego? y es que no puede estar uno pensando en cómo hacer para que el recambio en comunidades y ayuntamientos no acabe siendo una decepción tremenda, o meditando sobre la necesidad de haber puesto a Pedro Zerolo de ministro de buenas prácticas para que nos enseñara a pactar con diplomacia. Y es que hay algo en estos políticos de raza, alegres, entregados y hasta gozosos de lo suyo que nos devuelve la esperanza por el cambio, ese cambio mínimo necesario que, de no darse de la mano de quienes ahora están en el poder, nos va a hundir en la miseria. Sencillamente alegría.

Defender la alegría como una bandera, defenderla del miedo, defenderla hasta de los poetas. Y es que Benedetti, quien nos enseñó a todos la máxima de defender la alegría miraría este panorama y se sonreiría de medio lado, primero de entusiasmo por el hecho de que hayamos sido valientes a pesar de lo consabido, y luego porque a Varguitas se le ha visto el plumero? a mí que me den lecciones magistrales de cómo fascinar a hombres interesantes, inteligentes y fantásticos por si el mío se aburre de mi dilecta persona, y ya de paso, que me explique cómo estar perfecta cuando resulta que al común de los mortales le apestan los pies y está uno tan cansada que ni modo de buscar unas medias en el cajón o pintarse la pestaña. Lo dicho, que eso de estar perfecta todo el día es un ejercicio agotador cuando resulta que tienes una pila de plancha esperándote y que no sabes qué poner de comer mañana. Por eso a mí los bodorrios me gustan ahora en papel couché mientras me como un trozo de pan y me lleno de migas el chándal medio descosido? y no solo el revisteo, qué alegrías nos da el cetro, señores míos, y que conste que no hago un chiste sexual, que también, me estoy refiriendo a que hay que cambiar, hay que pactar, hay que hacer mejor las cosas? por eso celebro los periódicos de todos estos días y levanto el ramo de novia tan feliz y tan contenta? y a otro con otros cambios? Ay si te viera la tía Julia, escribidor?

Charo Alonso.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.