Responsabilidad Social Corporativa e Inmunización Social

Las Administraciones Públicas y sus Gobiernos están desde hace unos años fomentando e incentivando la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de las empresas y otras entidades a través de una estrategia española de RSC empresarial que recoge las recomendaciones internacionales en esta materia. Además, su finalidad y sus procesos se estima deben ser evaluados con el modelo de calidad total conocido como modelo europeo de excelencia (Modelo EFQM). Con este se obtiene una puntuación y un sello de reconocimiento tipo ISO valorando el cumplimiento de los objetivos de la entidad, la conciliación de la vida personal y laboral, la integración de personas con discapacidad y/o el fomento de actividades de voluntariado entre sus empleados. También, las organizaciones con RSC están obligadas a no perjudicar al medioambiente, ahorrar energía, reducir los residuos y las emisiones; pero también a valorar el impacto de sus contratos en relación con proveedores que tengan entre sus trabajadores a personas con discapacidad u otros colectivos sometidos a exclusión social. Es decir, con empresas y asociaciones con alto compromiso e impacto social.

Por su parte, las Universidades se han puesto sobre el tema y ya existe una Red de Cátedras Santander de Responsabilidad Social en la que incluye nuestra Universidad. Una de las primeras iniciativas en la USAL tuvo lugar en 2006 con la puesta en marcha de unas jornadas sobre RSC en relación con la discapacidad, voluntariado universitario y medioambiente por parte del Servicio de Asuntos Sociales (SAS). Esta tuvo un escaso interés institucional, docente e investigador y, ahora una década después, en 2015, estas cátedras se constituyen como un espacio abierto para favorecer la innovación e investigación, la formación y el impulso de ideas y actividades docentes en materia de RSC. Vivir para ver, como cambian las personas y los objetivos institucionales cuando existe financiación e intereses asociados.

Por otra parte, me pregunto si pasará lo mismo con el Sistema de Gestión Ética y Socialmente Responsable conocido como Norma SGE 21 cómo con el sistema ISO y EQFQM que se han convertido básicamente en un sello de calidad testimonial y con escaso dinamismo.

También, ¿si se trata de una nueva moda o movimiento empresarial para mejorar la imagen sobre el significativo desequilibrio entre sus beneficios empresariales y su escasa aportación efectiva al desarrollo sostenible de la Sociedad?. Esperemos que sea algo más, que otro interés empresarial y constituya una oportunidad de sostenibilidad y eficiencia social. ¿Pasará con este tema lo que ha pasado con la creación exponencial de Fundaciones en las últimas décadas?. La mayoría, salvo excepciones, han constituido una oportunidad para reducir impuestos, dado que la mayoría no cumplen con sus fines fundacionales, y que sólo se hacen para reducir costes y disponer de recursos financieros para facilitar el ocio pasivo y viajero de unos cuantos.

En este tema como en otros hace falta más control, más inspección y menos convivencia y/o connivencia, dado que la Sostenibilidad y la Responsabilidad Social pasa porque cada uno, cada familia y cada empresa o entidad asuma sus responsabilidades impositivas en base al compromiso social y a la ética y, no a la estética. Porque todas ellas han sido y son buenas iniciativas y oportunidades para el desarrollo sostenible, siempre y cuando no se desvirtué el fin esencial, la responsabilidad social corporativa

Vivir aportando lo que cada uno puede bajo su responsabilidad y compromiso social produce satisfacción y forma parte de una Vida Saludable con impacto individual y colectivo. Y nos inmuniza y protege, lo mismo que las vacunas que protegen individualmente y colectivamente.

JAMCA