Sorprendente
Apoyar al PP es malo para el PSOE y apoyar a Podemos es malo para España Alfredo Pérez Rubalcaba Vamos hacia un Parlamento Italiano, pero sin italianos que lo gestionen Felipe González Marquez
Las fuerzas políticas tradicionales dicen haber entendido el mensaje de los ciudadanos, suerte que tienen pues yo no he entendido absolutamente nada, aunque es cierto que es lo que nos repiten de forma reiterada después de cualquier proceso electoral que se produce en España. Todos han entendido que los ciudadanos piden cambio y que cualquiera de ellos son los protagonistas de ese cambio que piden los ciudadanoso la gente según el partido anti-casta. Les invito a recordar aquello del Cambio de Felipe González, y el Cambio del cambio, también de González; y el "lo hemos entendido" de González también ¡cómo no! si después de González se hizo la nada. Les confieso nuevamente que no he entendido el mensaje, pero sospecho que nuestros sesudos representantes políticos tampoco lo han entendido a tenor de los acuerdos que van perfilándose para entregar el poder a unos u otros; poder que no perteneciéndoles (nos pertenece a la "gente") lo utilizan según sus intereses independientemente del mensaje de las urnas. El mapa político resultante será muy distinto del que se hubiera producido de existir una segunda vuelta y nos devolviesen a los ciudadanos la potestad de votar libremente para elegir a nuestros representantes, pero la segunda vuelta en España y de momento, es ciencia ficción.
No creo que los ciudadanos que no han votado a Podemos ni a sus organizaciones satélites con siglas diversas, acepten de buen grado como con sus votos se les entregan cuotas de poder a diversos grupos que son sus enemigos naturales (sí, enemigos, no adversarios) siendo Barcelona y Madrid el paradigma de tal acción, si bien parece que en el tema de Madrid el PSOE aún se lo está pensando. Incluso alguno de estos hechos podrían ser admisibles en determinados grupos de votantes socialistas, pero si tenemos en cuenta que el PSOE es un partido nacional, con vocación de gobernar España, no podemos entender cómo se entrega el poder a los nacionalistas excluyentes, por muy de izquierdas que sean, tal como se ha hecho en el ayuntamiento de Valencia o Pamplona. Tenemos poca memoria y se nos ha olvidado pronto el tripartito de Cataluña, repetiremos los errores.
A sensu contrario, el PP a traves de Alicia Sánchez-Camacho, no tendría la menor duda de entregar el poder municipal a un declarado independentista como el señor Trías para arrebatar la alcaldía a la señora Colau. Es cierto que la política puede tener extraños compañeros de cama.
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