La ceremonia de la confusión...

En política la ceremonia de la confusión está metiendo a todos en el mismo saco de forma que todos parecen culpables e inocentes, afirman y contradicen, solucionan o estropean a la vez. Es como si todo estuviera saliendo al ruedo a la vez para que la corrida parezca confusa, para que no sepamos a qué diestro mirar ni qué faena valorar. A este paso tendremos que resucitar a don José María de Cossío, enciclopedista de la cultura del toreo, para que nos ayude a separar el grano de la paja, el engaño de los pitones, que nos han puesto y nos ponen para que no nos fijemos en los temas verdaderamente importantes que acongojan a este país, cada día más, incapaz de sorprenderse. Se trata, a fin de cuentas, de la práctica consistente en suscitar falsas discusiones que distraigan la atención de otras verdadedas o de otros asuntos que no interesa que sean tenidos en cuenta, como la economía a pequeña escala, del día a día de las familias.

España es un país de verdades evidentes que se obvian para no violentar postulados que alguien eleva a dogma por interés personal, y de verdades a medias que se lanzan para provocar reacciones controladas que distraigan la atención o que siembren entre las gentes una determinada idea o un determinado olvido. Olvidar es ignorar lo aprendido. Los casi ya cuarenta años de democracia deben enseñarnos a no caer en trampas dialécticas tras las que poca cosa se oculta. La fábula del escorpión y la rana se repite, al final después de ayudarle a cruzar el río, el escorpión, no le da las gracias, pica a la rana, porque no lo puede evitar, es un escorpión.

La memoria es cada día más peligrosa para algunos y más beneficiosa para la sociedad en general que necesita referentes para analizar el día a día de la vida pública. La vida pública no deben constituirla las cuitas entre partidos o, al menos, no con carácter fundamental. Los medios de comunicación son los depositarios de afirmaciones y negaciones que pueden poner en apuros a quien pretenda desdecirse de lo hecho y lo dicho a los cuatro vientos, en defensa de una tesis que ya no interesa defender por las próximas razones electorales. La revisión de la prensa de estos últimos años podría explicarnos determinados pactos o acontecimientos de la actualidad.