El nuevo panorama político tras las elecciones locales y autonómicas

El panorama político que han abierto las elecciones es muy esperanzador, de entrada ha roto con la hegemonía del Partido Popular en ayuntamientos y comunidades autónomas además del Gobierno central.

Hasta hace unos años ningún partido político español, salvo el PP, había logrado tan grandes cuotas de poder político lo que en cierto modo derivó en un uso patrimonial del poder por parte del PP con consecuencias como la corrupción rampante y sus secuelas de comportamiento caciquil.

Este uso patrimonial de la política generó igualmente una parálisis en los procesos de modernización política que las instituciones nacidas de la Constitución de 1978 necesitaban con urgencia.

La negativa del Partido Popular a cualquier tipo de reforma sobre el Senado, Congreso y la ley electoral, los Tribunales de Justicia y el Consejo del Poder Judicial, Televisión española o el torpedeo sistemático a las necesarias reformas de la Educación o la Sanidad pedidas por todos los sectores del país ha conducido a una crispación enorme en la vida pública y al crecimiento de las protestas ciudadanas expresadas por las llamadas Mareas o el 15 M.

En realidad, el partido gobernante nunca ha entendido que está al servicio de los ciudadanos y no éstos a su servicio. Por eso, las elecciones con su castigo a la prepotencia del PP abre un horizonte de esperanzas para la ciudadanía, una vez descartada la mayoría absoluta del Partido Popular.

Al nuevo panorama se han unido dos partidos jóvenes que aunque no se reivindican de derechas o de izquierdas, sino de nueva política frente a vieja política, en realidad, representan los dos vectores políticos, la derecha que recoge el proyecto de Ciudadanos y la izquierda que se agrupa en Podemos.

Ciertamente, los nuevos actores políticos, sin lazos con el pasado, resumen en cierto modo la modernización de las opciones de derecha e izquierda representadas por el PP y PSOE/IU que se habían quedado bastante anquilosadas y necesitadas de unas profundas reformas.

Sin embargo, en contra de muchos pronósticos los nuevos llegados a la política no han conseguido desplazar a los partidos viejos que en el caso del PSOE están haciendo un esfuerzo de modernización interna y externa meritorio, aunque todavía insuficiente.

El panorama político de cinco partidos plantea algunas preguntas, ¿serán capaces de llegar a acuerdos sensatos, sin imposiciones, ni líneas rojas, en beneficio de todos los ciudadanos?. ¿La cultura del pacto pedida por la mayoría de los españoles podrá contribuir a reducir la crispación política y los enfrentamientos estériles?.

Los ciudadanos necesitamos que los partidos lleguen a acuerdos en beneficio de todos, no a un intercambio de cromos, esa Comunidad por mi ayuntamiento, etc.

España está empezando a salir de la crisis económica pero necesita salir de la crisis política y social que la atenaza, y eso solo se consigue con estabilidad política y acuerdos entre los partidos con el fin de reformar y modernizar nuestras instituciones, moralizar la vida pública y erradicar la corrupción, el nepotismo y el caciquismo.