De varia geometría

Está la cosa un tanto desordenada y no puedo evitar que me diviertan estos pactos contranatura o los donde dije digo digo Diego, porque si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se reúnen no será para hablar del tiempo, aunque digan que no se han tratado asuntos de pactos y hasta porque me pongo conspiranoica y pienso que una mano negra ha creado Ciudadanos para cepillarse literalmente al partido de Rosa Díez, tan presto a poner en los tribunales lo que otros quieren callar. Lo dicho, que aquí andan todos cambiando cromos y lo mismo defenestra Rajoy a Figar, que Susana a Chaves, todo sea por el poder y la gloria, sobre todo el poder, porque la gloria se la negamos unos ciudadanos capaces de desear el cambio, aunque tampoco veo yo que estemos entusiasmados con estas caras nuevas que no conocen ni en su casa. A Garzón, el de esa Izquierda Unida que parece sumida en la miasma del fagocitamiento, no lo conoce ni mi señora madre, muy preocupada porque tanto político nuevo le resulta muy difícil de aprender. Por suerte, Guillermo Vara le suena y en Castilla y León parece que sigue el mismo, lo que es una ventaja, porque el nuevo del PSOE castellanoleonés también le resulta un jovencito en mangas de camisa intercambiable con Sánchez.

Lo dicho, al común de los mortales le cuesta ver otras caras, aunque de algunas de ellas está más que harto. Yo les aseguro que el peinado y los trajes de chaqueta de Rita Barberá estaban a punto de estomagarme, claro que de quien no me libro ni en pesadillas es de Mas y su sonrisa mediufla cuando pitan al rey, que habría que averiguar quién vendió o entregó tantos silbatos como se vieron en el Camp Nou, que si tanto les disgusta el rey, que jueguen la copa del futbolín y todos tan contentos. Y es que Letizia hizo bien quedándose en casa preparando la toilette para epatar no al burgués, sino al francés, y eso que no tenía que pelearse con el derrière de Carla Bruni. El de Segoléne Royal estaba un poco descuidado y se le notaban las bragas, pero qué quieren que les diga, seguro que estaba encantada de hacer de primera dama y darle en las narices a Valerie y hacer a un lado de un caderazo a la nueva, que para irse de picos pardos con Hollande hay que estar un poco desorientada.

La venganza de las primeras esposas siempre ha sido un ejercicio magistral, sobre todo si hay foto de por medio. Yo de la nueva de Pablo Iglesias me lo pensaba un poco, que Tania da un pelín de miedo. Y sí, estoy tremendamente frívola y solo me falta decir que Colau necesita una sesión de peluquería y Manuela ser únicamente sí misma, sí, pero es que ante este girigay de caras nuevas y de pactos y cambios de cromos una no tiene mucha gana de entrar en honduras, capital Tegucigalpa. No, una lo que está esperando es que se formen los gobiernos autonómicos y municipales y empiecen las cosas a funcionar con orden, concierto y sin un ápice de corrupción, todo para que los sufridos votantes, que somos nosotros, veamos de verdad que la cosa mejora. Por qué será que me siento escéptica perdida, dilectos lectores.

Charo Alonso.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.