Pactar con el diablo

Si las palabras que más escuchamos antes de las elecciones fueron corrupción, recortes, paro, herencia recibida?; males de los que se acusaban unos partidos a otros, unos candidatos a otros. Sin duda, las más oídas después de las elecciones están siendo consenso, transparencia, negociación, participación y pactos.

Y es que visto lo visto, van a hacer falta muchos pactos para dar estabilidad a los gobiernos que deben conformar los partidos que han obtenido representación en ayuntamientos y autonomías pero ¿por qué se habla tanto ahora de pactos y no siempre? La política no es otra cosa que negociar, consensuar, y pactar.

Otras expresiones recurrentes entre los dirigentes en estos días son: los españoles han vota por? y los ciudadanos siempre tienen razón y por eso hay que?, claro que cada uno arrimando el ascua a su sardina. Pero la cosa no está fácil para ninguno de ellos. Ni para los presuntos vencedores, ni para los presuntos vencidos, y digo "presuntos" porque hasta que no se conforme los números gobiernos municipales y autonómicos es complicado eliminar el adjetivo y seguro que tendremos más de una sorpresa.

Me viene a la cabeza aquella película de 1997, dirigida por Taylor Hackford e interpretada por Keanu Reeves y Al Pacino que en nuestro país se tituló Pactar con el Diablo. En resumen, trababa sobre un joven abogado cuya carrera va en ascenso, nunca ha perdido un juicio ? pongamos unas elecciones - pero quiere continuar su meteórico ascenso a cualquier precio y termina siendo contratado por una prestigiosa firma de abogados. Su carrera continúa avanzando hasta que le encargan defender a un homicida que él sabe culpable, pero su mujer contrae una grave enfermedad y su jefe le sitúa en una encrucijada: dejar el juicio, lo que supone perderlo, para atender a su esposa o continuar con el caso. Herido en su vanidad por la posibilidad de una derrota decide continuar con la defensa y desatender a su mujer. Bueno no les contaré el final, pero seguro que ustedes son capaces de observar algunas similitudes con situaciones a las que se enfrentan algunos de los personajes de la vida política.

El tiempo de las palabras, de las frases formuladas para ganar titulares, de la retórica, ya ha finalizado, ahora hay que saltar a la arena, comienzan el tiempo de los hechos, de las realidades, del debate, la negociación, el consenso, el tira y afloja, las alianzas y desde luego de los pactos. Es hora de retratarse.

¿Los que critican a "los de la casta" terminarán apoyándoles? ¿los que tildan a otros de "corruptos" permitirán que sigan gobernando? ¿los que tratan de asustarnos con eso de que "vienen los comunistas" y la inestabilidad dominará el país, se avendrán a razones por interés? ¿los nacionalistas llegarán a acuerdos con los que no lo son? ¿presentará Esperanza Aguirre alguna propuesta más para lograr que no sea alcaldesa de la capital del país la candidata de Ahora Madrid? ¿quién estará dispuesto a pactar con el diablo? ¿quién es el diablo? La negociación es parte esencial del ejercicio de la política. Negociar significa ceder y la soberbia suele ser mala consejera.

Por cierto, recuerdo que el mismo día de las votaciones, Esperanza Aguirre a preguntas de los periodistas dijo: Hoy celebramos la fiesta de Pentecostés, mi deseo es que el Espíritu Salto ilumine a los madrileños. Pues algunos "malpensando" creen que así fue. Y para concluir una interesante frase de la película citada que pronuncia el propio diablo: "Yo no hago que las cosas pasen, ni obligo a nadie a actuar. Yo solo dispongo el escenario"

Un nuevo movimiento social parece haberse instalado en la ciudadanía, un movimiento al que muchos ya nos hemos apuntado. ¿su nombre? VEREMOS.