Transformación del movimiento gótico

El mundo de las tribus urbanas es uno de los ejes clave de la riqueza cultural de nuestra sociedad. Entre los diversos clanes existen a su vez subcorrientes que parecen no terminar nunca.

Una de las más importantes es la gótica, que pareció conocer su época de auge en la década de los ochenta, gracias a la eclosión de bandas internacionales como Bauhaus, Joy Division o The Sisters of Mercy, y nacionales como Parálisis Permanente, entre otras. De hecho, la movida madrileña sirvió como elemento de expansión de esta cultura, gracias a la liberación creativa y de pensamiento que la caracterizó.

En aquel momento surgía en Londres The Batcave, una discoteca que se convirtió en punto de encuentro para los góticos, y que sería consagrada como lugar de culto. A partir de entonces, se produjo una eclosión de clubs y bares que abrazaban esta corriente.

En esos primeros años, el movimiento siniestro (amantes del post punk, deathrock y gothic rock) fue el que más seguidores acogió, destacando la banda Alien Sex Fiend. Estéticamente se parecía mucho al punk, pero con un toque más oscuro, más gótico: grandes crestas, maquillajes extremos, ropa negra, botas militares, cadenas...

Otra subvertiente que destaca es por ejemplo la romántica, es decir, el estilo victoriano, tan bien representado en la película Entrevista con el vampiro (Interview with the Vampire, Neil Jordan, 1994). Es habitual que los góticos tomen como referencia a personajes literarios o del mundo del cine, porque de hecho, el goticismo es pura cultura y encuentra en la literatura su punto de partida, donde podríamos tomar como referencia a Edgar Allan Poe, pero podríamos ir más atrás y mencionar los grandes cuentos góticos de la historia, como Carmilla de Sheridan Le Fanu.

Por otro lado, no debemos olvidar a los cybergoths, una corriente que causó furor pocos años atrás y que se caracteriza por ser estéticamente llamativa: colores chillones, cables y dreads coronando las cabezas, maquillajes fosforitos... La música es esencialmente electrónica, dividida en númerosos tipos tan dispares entre sí como el synthpop y el industrial.

Con el tiempo, el número de locales se ha ido reduciendo, y hoy en día a nivel nacional quedan pocos lugares para los amantes de la oscuridad. En Madrid y en Barcelona siguen existiendo discotecas de este ambiente pero la caída ha sido más que notoria, incluso en el día a día ya es difícil toparnos con la estética, extrema en ocasiones, romántica en otras, que siempre ha caracterizado a esta tribu. Sin embargo, otro tipo de goticismo se apodera de las calles sobre todo en invierno, y es que últimamente el negro se ha puesto de moda, los grandes diseñadores han aprovechado el éxito de series como American Horror Story: Coven y han adaptado el gótico a su manera, aunque al fin y al cabo, se queda en eso, moda. Porque el sentimiento gótico va más allá de lo estético, es una forma de vida, de pensamiento, una visión particular del mundo y la belleza, y la estétitca es solo una parte del conjunto. Pero no nos dejemos invadir por la nostalgia, el gótico es un movimiento que a pesar de su aparente caída no desaparece, se transforma y sigue dejando su huella (de otra manera) en la literatura, la televisión, el cine, la música... porque ya se sabe lo que dicen, evoluciona o muere.