Tiempo de pactos

Son incontables los análisis, las opiniones, las recomendaciones, que desde los medios de comunicación y los opinadores aficionados (como es mi caso) estamos dejando caer sobre la ciudadanía ante la próxima constitución de los ayuntamientos elegidos en las últimas votaciones.

La gran importancia que han tenido estas elecciones, que sin duda representan el punto de partida de un cambio real en la estructura política, justifican la gran expectación creada en torno a las decisiones que finalmente tomen los grupos políticos. Evidentemente cada cual realiza sus análisis en función de sus preferencias, y en la mayoría de los casos más que opinar lo que se busca es influir, crear un estado de opinión, apurar hasta el último momento las posibilidades de inclinar la balanza, por lo que es difícil desbrozar las voces sensatas entre tanto ruido. Sin embargo, sí que parece que pueden extraerse algunas conclusiones claras:

-Los ciudadanos, incluso los que han votado a los partidos mayoritarios, exigen un cambio profundo en la forma de ejercer la actividad política, exigen más participación, transparencia y eliminación de la corrupción y de los corruptos.

-Se han terminado los tiempos de las mayorías absolutas, la pluralidad de la sociedad debe verse reflejada en la pluralidad de su representación política.

-Todas debemos entender que la política no puede ser el arte de la imposición, sino la práctica del diálogo, del contraste, y de la búsqueda de acuerdos y consensos.

-La sociedad exige ser protagonista, ya no podemos conformarnos con votar cada cierto tiempo a unas personas que decidan por nosotros, la política no es la profesión de unos pocos sino el derecho y la responsabilidad de todos.

A partir de estas premisas los grupos políticos que asumirán la responsabilidad de gestionar el Ayuntamiento de Salamanca deben ser capaces de decidir conforme a lo que les han encomendado sus electores, dejando a un lado sus intereses particulares. Y cada uno de ellos tiene que resolver su propia disyuntiva.

El Partido Popular debe elegir entre refugiarse en la aritmética electoral y continuar como si nada hubiera pasado, o bien afrontar con valentía una auténtica regeneración política y ética que nos ayude a todos a salir de la miseria moral en la que nos hemos enfangado.

El Partido Socialista deberá decidir si se limita a esperar la llegada al poder por la simple inercia de la alternancia y mantener el viejo sistema, o bien quiere trabajar para un cambio real, lo que le exigirá abandonar prácticas enquistadas y esa soberbia que les lleva a seguir reivindicando un liderazgo que hace tiempo que ha perdido.

Ciudadanos se enfrenta a la encrucijada de mantener sus radicales propuestas regeneracionistas, o bien deslizarse por la pendiente iniciada de rebajar sus exigencias iniciales hasta hacerlas irreconocibles y justificar el apoyo a un partido que mantiene a todos los responsables de las prácticas corruptas conocidas en la Diputación Provincial.

Finalmente Ganemos debe asumir el reto de mantener una práctica de exigencia de cambios desde la reivindicación o bien aceptar la corresponsabilidad en el funcionamiento de las instituciones.

Espero que todos acierten y sepan ser fieles intérpretes de lo que les demanda la sociedad, y que en caso contrario sepamos exigirles responsabilidades.