Gobernar en Salamanca

Debo confesar que el panorama político de nuestra ciudad me tiene bastante desconcertado. Mucho me temo que algunos políticos puedan caer en la tentación de hacer pactos con quien sea con tal de gobernar. Y no es que piense de ellos que son egoístas, prepotentes o ambiciosos en el mal sentido de la palabra. Lo que me temo, es que puedan dejarse llevar por el ímpetu de querer ofrecer lo mejor a nuestra querida Salamanca, y que ese amor por nuestra ciudad, no les permita ver las complicaciones que les puede acarrear el pactar con cualquiera. Tampoco es que dude de su mucha capacidad intelectual, moral y de su bonhomía, lo que pasa es que a veces, se nos pone una nube delante de nuestras entendederas que nos impide ver los detalles de la realidad.

En el transcurrir de mi vida cotidiana me muestro, en general, más bien escéptico, y en este caso, aún más, con alguno de los partidos que tienen opciones, si no de gobernar, sí de decidir quién gobierna. Esta capacidad que tienen los diferentes partidos no es nada malo, es una capacidad que les han otorgado los ciudadanos y por lo tanto están en su legítimo derecho de ejercerla. Lo que me preocupa es que pretendan obtener más parte del pastel del que las urnas les han concedido.

No veo en ellos mucho talante negociador, sino más bien de revancha, hasta de venganza. Exigen condiciones, no proponen. Dictan a los otros partidos las directrices a seguir, les dicen a quien tienen que apoyar y a quien no. Quien lo haga como ellos dicen, será un partido democrático, de lo contrario estarán apoyando la corrupción.

Pactar está bien y además es necesario, pero pactar para gobernar, no para hacer de nuestra ciudad un sayo. No para gozar del plato frío de la venganza.

Creo que todos los ciudadanos de Salamanca y de todo el mundo, estarán de acuerdo en que hay que castigar, y hacerlo con energía y prontitud, a los corruptos, a todos los corruptos, sea cual sea el partido en el que militen. Incluso a los que no militan en ningún partido político, porque también hay corrupción fuera de la política.

Es cierto, y nadie lo duda, creo yo, que en España hemos vivido unos años de relajamiento, por parte de nuestros gobernantes (nacionales, autonómicos, locales?), que han preferido mirar a otro lado, en vez de enfrentarse, a tantos y tantos casos de corrupción, como están saliendo día a día, y lo que te rondaré morena. Habrá que exigir a la Justicia y a quien sea, que actúe de inmediato y sin paños calientes. Pero meter a todos en el mismo saco, creo que no es justo y que puede ser peligroso.

Me da la sensación de que el odio es bastante más fuerte que las ganas de corregir los muchos desmanes con los que nos desayunamos cada día. Hay más interés en eliminar de una vez y para siempre al león herido, que en corregir los errores cometidos y sentar las bases para que no se repitan.

Nos olvidamos, con demasiada frecuencia, de que la sociedad la formamos todos, los que piensan de una forma y los que piensan de otra, y quien tenga la responsabilidad de gobernar, sea quien sea, tiene que gobernar para todos, le guste o no le guste, sean de su cuerda o no. Incluso, tendrán que gobernar, para aquellos que mañana votarán otra candidatura que les desbancará del poder.